Según un estudio de laboratorio realizado por Rutgers University, administrar antibióticos a edad temprana podría desencadenar trastornos cerebrales, alterar y afectar al desarrollo del cerebro.
Esto sucedería en las áreas responsables de las funciones cognitivas y emocionales, de acuerdo con el análisis. Asimismo, la investigación plantea que la exposición a estos fármacos en el útero o después del nacimiento sería capaz de tener el mismo efecto en la niñez posterior.
El trabajo de los investigadores sugiere que la penicilina altera el microbioma, es decir, los billones de microorganismos beneficios vivientes, los cuales viven dentro y sobre el cuerpo.
Con base en lo especificado por los especialistas, esta modifica la expresión genética que permite a las células responder en su entorno cambiante en áreas clave del cerebro en desarrollo. Por lo tanto, hallazgos sugieren reducir el uso generalizado de antibióticos o utilizar alternativas cuando sea posible para prevenir problemas de desarrollo neurológico.
Medicamentos como la amoxicilina, ampicilina y la penicilina son los antibióticos más usados en niños alrededor del mundo y en promedio, los infantes reciben casi tres ciclos de ellos antes de los dos años de edad. P
or su parte, los investigadores del tema comentaron en un artículo que su trabajo anterior demostró, al exponer a animales jóvenes a estas sustancias químicas cambiaba su metabolismo e inmunidad.
Cabe mencionar, el tercer desarrollo más importante en la vida temprana es el del cerebro y dicho estudio preliminar muestra una correlación con la alteración del microbioma. Debido a ello es que científicos seguirán investigando a fondo cuáles son las causantes y el por qué.
El análisis también comparó ratones expuestos a dosis bajas de penicilina en el útero o inmediatamente después del nacimiento con aquellos que no lo estuvieron.
Respecto a los resultados, estos arrojaron, roedores experimentaron cambios sustanciales en su microbiota intestinal al tener contacto con esta sustancia química.
Igualmente, tenían una expresión genética alterada en la corteza frontal y la amígdala, las cuales son dos áreas claves responsables del desarrollo de la memoria, así como de las respuestas ante el miedo y el estrés.
Inclusive, un creciente cuerpo de evidencia vincula a los fenómenos en el tracto intestinal con la señalización al cerebro y se le denomina como “el eje intestino-cerebro”.
Expertos puntualizan que si esta vía se altera, esto puede ser permanente dentro de la estructura y función, lo que posiblemente conduzca a trastornos neurodegenerativos en la niñez o edad adulta. Los trastornos cerebrales más asociados con la administración de antibióticos a temprana edad, según la investigación son: el espectro autista, déficit de atención, hiperactividad y discapacidades del aprendizaje.
NotiPress/Fernanda Toscana
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