Se antojaba difícil que el cine dejara de alimentarse del universo de “Harry Potter“, a reserva de que la gallina se olvide de sacar huevos de oro para aventar piezas de polvo. No toda la saga del niño mago es rica cinematográficamente, lo que no quita que sea parte de un fenómeno que se ha colocado ya en la historia del cine. El seguimiento de este mundo con “Animales fantásticos y dónde encontrarlos” parece mostrar lo que nos espera en este ir y venir de historias relacionadas.
Aún cuando el director David Yates entiende a cabalidad el mundo que la escritora J. K. Rowling concibió en su mente, es evidente que la estructura no va a variar porque es la más cómoda para involucrar a los que todavía no son fanáticos: adentrarse a un universo inundado de magia que aprovecha para criticar y señalar los vicios sociales de los tiempos que vivimos.
Y para la conformación de estos espacios, animales y sus vínculos con los magos, los efectos especiales juegan un papel primordial. Lo que vemos en pantalla es de babear, en el sentido de que los creadores de estos “monstruos” dejaron que su imaginación volara para darles vida. Y el problema es que una película es un asunto integral: un elemento que destaca es bueno, pero hablamos de un conjunto. Que los efectos funcionen con maestría no es sinónimo de cinta completa.
La trama principal, la del mago amante de los animales es de lo más flojo que hay y por lo mismo el guión corre entre subtramas que son más interesantes, al grado de que la primera media hora en donde se nos introduce al protagonista es pesada y tediosa.
Estos ramajes que aparecen por todos lados tienen la doble función de servir como puente entre esta historia y lo que ocurre con Harry Potter: “Animales fantásticos…” ocurre 70 años antes de que el chico de la marca en la frente llegue a Hogwarts. También es un modo de dar pie a especulaciones y extender las posibilidades de lo que puede ocurrir.
Eddie Redmayne vuelve a exhibir ese talento natural que le caracteriza para interpretar personajes raros, que requieren de movimientos corporales peculiares y hasta resulta adorable que haya un cierto guiño a “El gordo y el flaco”, toda vez que su comparsa, Dan Fogler, representa un patiño ideal para la personalidad de Newt Scamander.
Y aunque hay una química especial entre el cuarteto que complementan Katherine Waterston (Tina) y Samantha Morton (Mary Lou), palidece ante las terrible historia de Creedence (Ezra Miller), un chico que busca aceptación y que parece será clave para lo que se aproxima luego del anuncio de varias cintas relacionadas con esta introducción.
Para los fanáticos del mundo del joven mago la aventura de “Animales fantásticos…” sin duda será épica, pues permite extender su imaginación y volar hasta donde no más, además de las múltiples referencias contenidas a la historia que dio origen a ésta, pero para las audiencias que permanecen aún indiferentes, no hay nada que ofrecerles.
Incluso en el apartado narrativo: Yates puede muy bien construir espacios mágicos pero sus villanos son pobres, sin chiste y frágiles. Cuando heredó a Voldemort ya habían transcurrido varias cintas, la mitología en torno a él se construyó tras varias horas de metraje. Aquí necesita más de 100 minutos para tratar de hacer atractivo a un planísimo Colin Farrel.
Lo que sí es glorioso es el diseño de vestuario y de arte, una labor bastante acertada que funciona por encima de los diálogos: comunican incluso más.
Al final, no se trata de lo que ofrece, sino de lo que promete. “Animales fantásticos y dónde encontrarlos” es un punto de inicio, no un fin en sí mismo. Es una pena, una cosa no está peleada con la otra y la magia (cinematográfica) se queda a medias.
Fantastic beasts and where to find them (2016)
Director: David Yates.
Guión: J. K. Rowling.
Protagonistas: Eddie Redmayne, Katherine Waterston, Colin Farrel, Dan Fogler, Ezra Miller.
Fotografía: Philippe Rousselot.
Edición: Mark Day.
Artículo publicado en Azteca Noticias.
Imágenes tomadas del sitio oficial de “Fantastic beasts and where to find them”.
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