Escena cómico-metalera: Dos “metalheads” están en una tienda de viniles. No se conocen pero se reconocen como iguales. Poco a poco se van a acercando, como quien no quiere la cosa, mientras revisan los títulos de los discos de todos los géneros posibles del metal. Hasta que uno de ellos saca una producción de Poison…. y el otro prefiere alejarse.
Así le pasó a Brody, un chico que ama, vive, respira y sueña con el metal. Un metalero de pies a cabeza y que no piensa más que en su música, viniles, amplificadores y evadir el mundo con su guitarra. Él es el protagonista de Deathgasm.
Aunque su familia cree que es un adorador del diablo y el próximo anticristo, sus compañeros de escuela lo rechazan y le hacen bullying todos los días, afortunadamente tiene el metal para más o menos pasarla bien… y a fuerzas demoníacas que le darán una ayudadita para vengarse de quienes se burlan de él. Hasta que todo se sale de control y protagoniza un festín de horror, humor negro, sangre, vísceras y mucho, mucho metal.
¿Alguien se sintió identificado? Bueno, esta historia es un regalito de Nueva Zelanda del director y guionista Jason Lei Howden, quien tuvo algo que ver en los efectos especiales de “El Hobbit” y “Los Vengadores”.
Este año decidió estrenar su propia producción en la que no puede negar que es un metalero de corazón, fan del gore y que se salió con la suya de crear una película de fanático para fanáticos. La adolescencia y paso por la secundaria y preparatoria de muchas personas se refleja en este filme que está lleno de pentagramas, demonios y sangre a borbotones.
Como habíamos dicho, Brody es un marginado y sus únicos amigos son un par de nerds fans de Calabozos y Dragones y otro metalero aún más marginado que él pero también más malote, Zack. Un día descubren que una leyenda del metal está de incógnito en su ciudad natal y deciden irrumpir en su casa, nomás para “saludarlo”.
Ese “saludo” termina con la llegada a sus manos de un disco que parecía ser una edición exclusiva… y resultó ser de Rick Astley. Aunque con él venía una partitura de una melodía que no tiene nada que ver con “Together Forever” y desata la posesión satánica-zombie- de sus padres, vecinos y toda la población en general….. Y que sólo Brody, Zack , sus nerds amigos y la infaltable muchachona fresa transformada en metalera pueden detener valiéndose de hachas, sierras, guitarras… llenando la pantalla de descabezados, piernas, muñones y sangre por doquier. No hay imposibles con la fuerza del metal.
Son indudables los guiños a “Dead Alive” (1992) de Peter Jackson y “Trick or treat” (1986) de Charles Martin Smith, se nota que es una obra primeriza y definitivamente, si no eres fan del triunvirato metal-gore-humor negro probablemente no te guste y digas “es una basura”. Cuestión de gustos y es lo maravilloso del cine, hay para todos.
Pero si eres amante del metal, no te la puedes perder. Y con acento neozelandés, mejor.
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