Hoy se conmemora en México y en diversas partes del mundo el Día Internacional Contra la Homofobia, Transfobia y Bisfobia, fecha que recuerda que en 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó a la homosexualidad de su catálogo de enfermedades mentales.
Si bien se ha avanzado en materia de inclusión, respeto y reconocimiento, el camino aún es largo para dar todas las certezas jurídicas, políticas y sociales a las personas que forman parte de la comunidad LGBTTTI no sólo en México, sino en el mundo entero.
Los pasos son duros, los esfuerzos aún presentan férreos rechazos por parte de grupos conservadores. No olvidemos que apenas el año pasado la mayoría priista en el las Cámaras Legislativas mexicanas vieron como “no prioritario” la necesidad de legislar sobre matrimonio igualitario a nivel nacional.
Las denuncias por acoso, maltrato y/o discriminación siguen siendo temas vigentes en los organismos encargados de velar por la no discriminación de los grupos más vulnerables de la sociedad, entre los que se encuentran los homosexuales, lesbianas y demás que integran la diversidad sexual.
Sea este día un recordatorio importante para jamás permitir olvidar que el amor debe ser libre, sin distinciones y muchos menos sin regateos, que los derechos son universales y que únicamente una sociedad desarrollada se podrá medir a partir de los esfuerzos que realice y concrete a favor de la inclusión, en la que todas las personas estén reconocidas.
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