Ayer, antes de dormir, me tomé un Saridon porque tenía dolor de cabeza. Supongo que fue el efecto de esta sustancia legal-quiero pensar que así fue- la que provocó que Miguel Hidalgo y Costilla, el llamado “Padre de la Patria” por libros de la SEP, estuviera sentado en mi sala.
Ocurrió a las 4:25 de la mañana. La gata Kai regresó de su juerga nocturna con los gatos del barrio y rascaba la puerta de mi habitación exigiendo entrar para dormir la mona. A duras penas abrí los ojos, me levanté y me dirigí a obedecer a la gata Kai.
Tomé el cerrojo, lo giré y medio zombie ví una figura sentada en uno de los sillones de mi sala. -¡Achís, sí es cierto que los fantasmas existen, espero que sea mi mamá o mi abuela Carmen porque uno no está para sustos-.
Pero no. Enseguida escuché un saludo: ¡Hermosa madrugada tenga usted, gentil dama! Y una, por eso que dicen educación, pues responde: “Noches… que diga, días… drugada…. ¿Quién es usted? ¿Por qué está en mi sala?
“Me conoces bien. Al menos escuchas mucho de mí en este mes. O al menos te pidieron comprar planillas y escribir algo de mi vida en la escuela. Digo planillas porque veo que habeís pasado la treintena. Me llamo Miguel Hidalgo y Costilla”:
-Ahhhh, pero claro que lo conozco. La mayoría de los mexicanos lo conocen o al menos lo relacionan con alguna calle o parque que se llame igual que usted. ¿Podría preguntarle que hace en mi comedor? Una visita fantasmal pues, comprenderá, no es algo de todos los días.
– Me permito explicarle. Es que en septiembre como todo México grita “¡Viva el Cura Hidalgo, Viva el Cura Hidalgo, Viva el Cura Hidalgo! y pronuncian sendos discursos sobre mí, es como un llamado a lo sobrenatural y me manifiesto, aunque la verdad le confieso que estoy muy decepcionado de la actitud de muchos mexicanos.
-¿Por qué, mi Mike? (así le digo a todos los Migueles que conozco, por muy cura Hidalgo que sea, para mi un Miguel es Mike).
-Tienen un concepto muy erróneo de mí y lo que hice por la Independencia de México. Pero ya sabe, a veces la historia se escribe a conveniencia. Sé que muchos jóvenes no tienen ni idea qué fue lo que hice, que el integrante de una banda musical… “¿La Atropelladora de Camote?”
-Creo que se refiere a La Arrolladora Banda El Limón.
– Esa. Dijo que yo era español cuando soy criollo, es decir, hijo de españoles pero nacido en tierras de la Colonia. Mi verdadero nombre es Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mondarte Villaseñor, para servirle a usté. Pero me gusta eso de “Mike” para hacer más ágil la conversación. Lo peor es que no sólo lo piense el joven de La Atropelladora, sino muchos mexicanos. Me entristece que confundan tantos los hechos y sinceramente, me siento un poco avergonzado porque se escribió una historia acerca de mí que realmente no es.
– Bueno mi Mike, yo estudié Historia y sé que lo han idealizado bastante pero en esta profesión mi deber es evitar el maniqueísmo, hablar de buenos y malos, sólo presentar hechos. Lamentablemente la educación oficial insiste en crear falsos ídolos con la intención de mantener el espíritu patrio. La verdad a veces no duele pero incomoda.
-Lo sé. No sé qué es peor, que las instituciones educativas tergiversen los hechos a su conveniencia o que los maestros enseñen a los niños de la siguiente manera: “Miguel Hidalgo es el viejito calvo, Morelos el de la pañoleta roja…” para que así nos recuerden y saquen 10 en sus exámenes. Sí supieran mis verdaderos motivos, el verdadero marco histórico que vivíamos, el lugar que ocupábamos los criollos, las indecisiones de Fernando VII…
-¿ Y qué tal de sus deslices amorosos a pesar de su situación de cura, igual que los de Morelos? (aquí me sentí Paty Chapoy).
-No hablo de mi vida privada. (aquí se sintió Ninel Conde) -Ojalá se interesara el noble pueblo mexicano, tanto autoridades como ciudadanos, en conocer un poco más sobre lo que formó a este bello país y así unirse para mejorarlo. He escuchado rumores que la violencia y asesinatos cada vez es más dura. Si hay algo cierto, es que los mexicanos son solidarios y nobles, saben ayudarse unos a otros, pero olvidan que la responsabilidad de un cambio no es sólo del Gobierno, sino también de ellos mismos. Culpan de todo a su presidente y no tratan de ser ellos mismos factores de cambio. Para cualquier cambio todos deben poner manos a la obra.
– Ahí sí lo apoyo, Mike. -Bueno, me retiro gentil dama. Disculpe usted si la asusté, andaba vagando y sentí el olor de Licor de Nopal de Guayaba por acá y entré a tomar un sorbito, espero no se enoje.
-Para nada. Un gusto y pues, qué le puedo decir, disfrute su día el 15 de septiembre. Ya qué más.
Y el Cura Hidalgo se desvaneció.
*Artículo publicado en Artículo 7: El fantasma de Miguel Hidalgo…