Es penoso, pero el racismo sigue igual de presente que hace 60 años. Y “El matrimonio Loving” es tan dolorosamente vigente que ya no sabemos si hemos avanzado como humanidad o permanecemos igual de indiferentes ante los problemas ajenos.
Inspirada en hechos reales, el filme cuenta la historia de Richard (Joel Edgerton) y Mildred Loving (Ruth Negga); un matrimonio que desafió las leyes del estado de Virginia que impedían a personas de razas distintas contraer nupcias.
Pese a que el resultado es mundialmente conocido gracias a la amplia cobertura que los medio estadounidenses dieron a la historia en aquel entonces, Jeff Nichols no intenta ser sorpresivo, sino contenido, al igual que sus protagonistas, quienes soportan estoicos la prohibición en lo que buscan el modo de hacer justicia y hacer honor a su apellido (Loving, verbo anglosajón que en castellano significa “amar”).
Pero este tono íntimo es un arma de doble filo, pues nos involucra con la pareja y nos aleja del relato, la rabia crece ante los personajes secundarios que se encargan de complicar la feliz unión de los Loving mientras que vamos de a poco desesperándonos ante la falta de acción de los protagonistas.
Entregados a la asesoría y a las asociaciones de derechos humanos que los auxiliaron en su momento, los Loving se convierten en actores pero también espectadores, pues primero se ven sometidos por las legislaciones del estado en donde viven y no explotan en ningún momento tratando de hacer sus condiciones diferentes.
La estructura concentrada de Nichols lleva a una densidad tal que el filme se torna áspero, irritante, busca con afán que los gestos y pocos movimientos de Edgerton y Negga se conviertan en la película, dejando de lado y con pequeña importancia el ambiente rural en el que se desenvuelven, la mínima educación escolar del par y los contrastes entre la ciudad en donde deciden radicar luego de la cerrazón de quienes ejecutan las leyes.
La filmografía de Nichols parece construirse en torno a la humildad, quizás por eso sus actores entregan lo mejor de sus capacidades, pues, como si se tratara de un edificio, estos intentan ser los pilares de una casa de interés social. Y si hay algo que reprocharle al cineasta de Arkansas es esta falta de ambición.
No obstante, hay un bello retrato de amor que no ocupa excentricidades y que presenta la lucha por los derechos civiles de aquel entonces como una referencia. De hecho, al matrimonio Loving poco le importa lo que pasa afuera de su pequeño mundo, ellos sólo quieren que les dejen amarse.
El director hace de la elipsis su herramienta favorita para lograr que el relato parezca más de lo que es, en un filme donde aparentemente pasa muy poco. Ese manejo del tempo es lo que enrique “El matrimonio Loving” y no permite que caiga en el apartado de producto menor: Nichols hace que esos saltos temporales coloquen a sus actores en ánimos diferentes aunque sigan viviendo la misma pesadumbre por legislaciones tan estúpidas.
Sin duda, los Loving hicieron más por la causa de los afroamericanos en Estados Unidos que muchos de los que marcharon o se manifestaron en tiempos que las calles se llenaban de pancartas y protestas contra las mentes obtusas. El triunfo es al final visto de modo discreto, así como la conclusión del filme, uno de los cuadros más bellos que hayan aparecido en historias de segregación racial.
Pero, no hay un cambio de ritmo en las emociones, porque el filme es como los Loving: circunspecto, a la espera de que los cambios ocurran porque no hay motivos reales para que las leyes, los hombres y las deidades se opongan a su unión. Y tienen razón. Móviles de peso que separen amistades, matrimonios y convivencias por los tonos de la piel no existen. Algunos idiotas los han inventado, con argumentos tan vacuos que sorprende que sigan utilizándose en pleno siglo XXI.
Loving (2016)
Dirección y guión: Jeff Nichols.
Reparto: Joel Edgerton, Ruth Negga, Will Dalton, Alano Miller.
Edición: Julie Monroe.
Fotografía: Adam Stone.
*Texto publicado en Azteca Noticias.
*Imágenes tomadas del sitio oficial de “Loving”.
You may also like
-
Proyecto Granguiñol Psicotrónico celebrará su décimo aniversario con “Akelarre”
-
“Por temor a que cantemos libres” cerrará el año con funciones en el Teatro El Milagro
-
Valentina o la serenidad: el duelo durante la niñez
-
“Lu y Solito” vuelven a escena en el Foro Lucerna
-
La conversión del diablo, obra basada en el mito de la conquista espiritual de México, llega a la Sala Héctor Mendoza