Más del 90 por ciento de la pérdida de biodiversidad se debe a la extracción y procesamiento de los recursos naturales.
De acuerdo con información proporcionada por la Fundación Ellen MacArthur, el 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GHG) provienen de los procesos de la industria alimentaria y los productos que se usan.
Mientras, en Latinoamérica la agricultura es la causante de un 23% de emisiones GHG y la región es responsable del 14% del suministro mundial de productos agrícolas y pesqueros.
Supermercados líderes y las marcas de alimentos tienen una gran influencia en el sistema alimentario en la Unión Europea y Reino Unido. Asimismo, el 40% de las tierras agrícolas suministra ingredientes a las diez principales marcas de alimentos y supermercados en dicho país.
Ante esta problemática, la fundación publicó un análisis donde señala, el rediseño de los alimentos regenera a la naturaleza a través de una economía circular.
Este nuevo enfoque basado en el diseño, los supermercados y las marcas de comida tienen una oportunidad de hacer que los alimentos de impacto positivo a la naturaleza sean la norma. Esto al repensar los ingredientes que utilizan y cómo se producen, pueden ofrecer opciones mejores para los clientes, los agricultores y el medio ambiente.
La fundadora de la ya mencionada organización, Dame Ellen MacArthur, comentó: “Así como la ropa que vestimos y los productos de los que dependemos todos los días, también nuestra comida es diseñada. Las empresas de alimentos orientan nuestras opciones de lo que comemos y desde el principio, toman decisiones sobre su sabor, qué tan buenos son, cómo se ve y su impacto en la naturaleza”.
MacArthur asevera que para aprovechar esta oportunidad, las marcas de alimentos y los supermercados deben ir más allá del abastecimiento de los ingredientes actuales y, en cambio, rediseñar sus carteras de productos.
Para ello, será esencial combinar cuatro oportunidades clave de selección y suministro de ingredientes, los cuales pueden contribuir a un futuro con emisiones netas cero de carbono.
Como primer oportunidad se encuentra la diversidad de ingredientes, donde hoy en día sólo cuatro cultivos proporcionan el 60% de las calorías del mundo.
Incorporar un rango más grande de ingredientes aumentará la variedad genética de los cultivos y ganado para crear resiliencia en cuanto al suministro de alimentos.
“Cultivar otras variedades de ciertos productos tienen la capacidad de volver a la producción global más resiliente a los shocks”, aseguró MacArthur.
Por otro lado, los ingredientes de menor impacto (que no tienen origen animal) muestran beneficios al reducir hasta un 40% las emisiones de gas de efecto invernadero producidas en las granjas. Asimismo, los ingredientes reciclados juegan un papel fundamental para evitar que los alimentos se desperdicien y son capaces de crear productos de alto valor.
La utilización de estos alivia la presión en el suelo y maximiza el rendimiento de la tierra, la energía y otros insumos usados para cultivar los alimentos. Inclusive, el mercado de productos reciclados está proyectado a crecer 5% anualmente y las marcas y supermercados pueden dar escala a estas soluciones para aprovechar la creciente oportunidad.
De igual manera, otro factor clave en el rediseño de alimentos para potencializar la sostenibilidad y la economía circular es la producción regenerativa. Sin embargo, todavía no existen prácticas generales o que apliquen a todo tipo de territorios, según señalan los expertos de la fundación.
NotiPress/Fernanda Toscana
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