Bebé camina: Noche de cacería en familia
Aunque no lo crean, Alex ya da sus primeros pasitos Hoy se topó con la gata Kai Kai y se entretuvo lamiéndola y lamiéndola…la apretaba con su boquita….. La sangre y carne provista por la senil Mildred se acabó y ya no hay nada en el refrigerador.
El cariño especial que el bebé le demostró a la gata Kai me puso en alerta. Soy la madre de Alex y pude percibir qué intenciones tenía con la minina y lo siento, pero no. Amo con toda mi alma a la felina y ella no puede ser parte de esto. Así que decidí llevarla a casa de mi papá por unos días y la aceptó, él prefiere no saber nada de nada y sólo apoya sin preguntas y cuestiones. Gracias papá.
Son las 11 de la noche de un sábado y Alex comienza a llorar por el hambre, de nuevo. Lo envolvimos en mantas lo mejor que pudimos y le colocamos una divertida máscara de Iron Man, que está tan de moda y no despertará sospechas. Los dientecitos afilados y los enormes ojos a punto de salirse de las pupilas no me parece que sean agradables para mucha gente.
El destino: Parque de Santiago de Mérida, Yucatán, ese lugar siempre lleno de familias honorables donde la vida no termina hasta después de las 2 de la mañana. Siempre hay papás y mamás felices, llevando a sus hijos a divertirse en sus cochecitos y patines para luego cerrar la noche con los deliciosos salbutes, caldos de pavo y marquesitas que venden en los puestos del mercado.
A pesar de haber llegado a este mundo hace dos meses, Alex ha crecido tanto que parece un niño de dos años. Tiene mucha fuerza. Tardamos un poco en llegar al parque porque no se dejaba cargar tan fácilmente pero por fin aparecimos a la 1 de la madrugada. Aún había gente cenando y elegimos la mesa más alejada posible.
Y se acerca Chucho, nuestro mesero de cabecera. “¡Vaya, hasta que por fin conozco al nené! Le sonrío y le digo: “¿No quieres verlo de cerca? Ya sabe dar besitos”. Chucho se acerca inocentemente, el papá se coloca detrás de él para evitar su caída. Sabemos que Alex le clavará los colmillos y no queremos escándalos.
Ví el rostro de sorpresa, terror y dolor de Chucho cuando Alex le clavó los dientes en la mejilla. No gritó porque el bebé se deslizó a la boca y se la apretó con fuerza.
-¡Hey, que le pasa a Chucho!, grita don Paulino, el dueño del puesto del mercado donde siempre comemos y jefe de nuestro mesero de cabecera.
-Creo que se le pasaron las copas don Paulino. No se preocupe, sabemos donde vive y lo llevaremos a su casa.
-¡Es el colmo con Chucho! ¡No paguen nada, yo invito, y que ni se presente en toda la semana porque no puede atender a los clientes todo borracho!
-Usted sabrá don Paulino…. Nos fuimos. Alex dormía tranquilamente y el papá cargaba a Chucho, como se lleva a un amigo borracho. Ahora él llevaba la máscara de Iron Man. Por fin en casa. Ya tenemos alimento para toda la semana.
*Vuelve a leer los primeros episodios de esta historia en: Parte I, Parte II, Parte III, Parte IV.