¿Qué come mi bebé?
Llora y llora. Sé que tiene hambre pero no se me ocurre qué darle. La leche materna la rechaza, igual la solución, esa tan cara por la que los supermercados te obligan a pasar miles de filtros para poder llevártela a casa -dicen que es uno de los artículos más robados de las tiendas-.
El caso es que mi bebé no deja de llorar, gritar, su pancita suena.
¿Qué madre puede quedar impávida y tranquila ante la petición de comida de su bebé? De verdad. Mientras trataba de cocinarle una papilla, me corté un dedo con el cuchillo mientras rebanaba una manzana. Sangré un poco, no dejaba de fluir el líquido.
Me asomé a la cuna de bebé para ver cómo se encontraba y sus ojos brillaron ante la sangre…. Y se quedó callado, viéndome fijamente y luego girando la mirada ante el líquido rojo que brotaba de mis manos.
Lo entendí rápidamente. Parece que nuestra mascota, la gata Kai, también supo lo que el nuevo miembro de la familia necesitaba y salió corriendo por la ventana. Abrí la puerta, la busqué, la llamé, pero no regresó. Empecé a buscar algo en el jardín, en la calle, algo con sangre caliente y no encontré nada. Llamé al papá tratando de buscar una sugerencia y solución y no me contestó, supongo estaba ocupado con la chamba -yo estoy en mis meses de licencia por maternidad-.
Me dirigí al refrigerador y la verdad, como no soy muy buena en la cocina, lo que tenemos es casi congelado o procesado. Nuggets, pechugas de pollo marinadas, carne de hamburguesa que sólo hay que poner en la sartén y ¡voilá!, lista, huevo, jamón de pavo, queso, carne de res demasiado congelada…. La nada.
Ya no pude más. Mi bebé necesita comer y debo alimentarlo. Abrí el cajón donde guardo los cuchillos y me hice una cortada en el pulgar derecho y dejé que lo succionara hasta que se saciara. Los hilillos de sangre corrían por su boca…¡una ternurita! Fui rápido por mi celular y lo filmé, tomé fotos y me hice una selfie que decidí no compartir en mis redes sociales. Esta va directo al portarretratos.
Al menos ya tengo resuelto el problema de la alimentación durante el tiempo, sin embargo, también necesito un poco de mi sangre para subsistir. El papá me ayudará, sin duda, aunque no podremos seguir así por mucho tiempo…… Necesitamos sangre caliente.
*Revive o conoce los primeros dos capítulos de este cuento seriado: Primera parte – Segunda parte.