Esos discos británicos del 2024 que debes escuchar

Esos discos británicos del 2024 que debes escuchar

Los mejores discos británicos del 2024

A.G. Cook – Britpop

¡Qué gran viajezote! El londinense se atreve a explorar esos sonidos mínimos que dieron sentido al mentado britpop y se atreve a delinear tres líneas temporales para ese repaso: pasado, presente y futuro.

El resultado es un duelo de sintetizadores un tanto desigual pero que significa una prueba muy contundente de cuando diverso fue el universo de ese subgénero que encontró su culmen en los 90, aunque, en honor de la verdad, el pop británico siempre ha sido un mutante.

El experimento, lejos de resultar cansado, nos permite identificarnos con alguna de las líneas, demostrando la habilidad del británico como escultor y, de paso, nos pone de frente con esas referencias que más amamos, sin darle mayor o menos importancia a alguno de sus episodios.

Nia Archives – Silence is Loud

Por fin debuto en largo una de las principales impulsora del jungle moderno. Y aunque sin tanto caos como en los sencillos que le hicieron ganar notoriedad, se trata de un compendio de ritmos africanos y brasileños con tempos muy bien trabajados como para no permitirnos abandonar la pista de baile.

Y aunque intenta presentar sus emociones en ciertas piezas, esos momentos salen sobrando, porque lo que realmente envuelve es esa melancolía salvaje que nos sitúa en atmósferas melancólicas pero no lacrimógenas. Como remembrando esos tiempos pasados que nos explicaron de qué va la vida.

Más allá del ejercicio de estilo y los esfuerzos de revival, se trata de un debut sólido que derrocha carisma y que nos prepara para una nueva oleada del subgénero del modo en el que logró hacerse de un lugar en las discos de los 90.

The Cure – Songs of a Lost World

Una oda al dolor y el arrepentimiento como sólo ellos saben hacerlo, elegantes y con esa melancolía existencial que ha alcanzado su punto más maduro en este álbum.

Es un trabajo lúgubre de principio a fin, demasiado sombrío quizás como para pensar que podemos realmente disfrutarlo, pero si lo abordamos con cierta distancia encontraremos que los rockeros “experimentados” sí pueden envejecer con gracia.

Aunque pareciera que no se retan más allá de su amargura acostumbrada, en realidad han sabido perfeccionarla para cantarle a un mundo que no existe más.

Charli XCX – Brat

La británica no se cansa de superarse a sí misma y ofrece el trabajo más redondo de su carrera, confirmándose como la reina del hyper pop y quien mejor ha sabido entender cómo se han actualizados los sonidos club y house.

El nuevo trabajo de Charlotte es un recorrido no sólo por diferentes formatos del sonido disco underground de antaño, sino un paseo también por todas sus obsesiones, dispuestas a desbordarse en atmósferas tan propias del rave británico de vieja escuela.

Es un disco con tintes confesionales que al mismo tiempo rinde homenaje a quienes hicieron grande al llamado brit pop, con melodías amables y melancólicas, de ahí que suene terriblemente nostálgico. Y sirve de paso para burlarse de los formatos prestablecidos, porque, al final del día, para estar bien emocionalmente cada quien tiene sus propios métodos, más allá de cualquier “receta” o fórmula.

Nilüfer Yanya – My Method Actor

Sentirse cómo en la incomodidad. Como un actor en personaje, regalando sonrisas cuando por dentro quisiera explotar. Es una autoreflexión antes de cumplir 30 y repasar lo que ha dejado el amor y los tragos amargos.

Es una oda a la autoaceptación, y su guitarra puntillosa como una comezón que todo el tiempo está recordándole (recordándonos) que con esas heridas se queda atrás un antiguo yo, con otras aspiraciones y decepciones a espaldas.

Pese a todo, no es un trabajo triste, es un disco que explora esa fachada que le entregamos al mundo, el perfil que queremos vender y la reconciliación con nosotros mismos que llega tras descubrir que la máscara no sirve para nada.

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.

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