Seguimos con el compendio de álbumes que destacaron en el 2015. Muy probablemente no punteen las listas de éxitos, tampoco de los más vendidos, pero sí lograron emocionarnos y hacer este año más disfrutable musicalmente hablando.
Toca turno al mundo, a aquellos exponentes que ni son estadounidenses, ni británicos, ni latinos: son los que construyen melodías desde otra parte del orbe.
Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit logra lo que pocos discos: que crítica y escuchas coincidan en gustos pese a que Courtney Barnett no presenta un álbum extraordinario. Pero no se necesita un vellocino de oro para encantar, la mujer posee composiciones fuertes, líricas de una mujer aburrida que lanza acusaciones contra ella misma y que nos remite a aquellos 90 donde todos los músicos parecían estar enojados. La australiana no se pone a dar de guitarrazos pero sí a explorar un pop muy alejado de lo que dicta el marketing.
¿R&B y pop? Pues sí. Los de Unknow Mortal Orchestra lo hacen posible y le cantan al amor, a sus diferentes formas, desde las más convencionales hasta aquellas que podrían parecer raras a la mayoría. Por eso “Multi-Love” tiene vigor, momentos secos y minutos psicodélicos. Pero, todo es amor, así es el famoso poliamor.
En “Another One” encontramos al mismo Marc DeMarco. Si su pecado es no variar el formato, es uno bastante amigable y con ello demuestra que no es el dios de la música que muchos quisieron ver en sus primeros éxitos. Lo que es seguro: hay una producción que significa una pausa para un posible renacimiento y un tipo que le canta de forma triste al desamor.
Bjork tenía que sacudirse la tristeza y demostrar que, tanto musical como personalmente, la de Islandia posee argumentos para seguir y evolucionar. Quizás “Vulnicura” no explote en ningún momento, pero de eso se trata, de una artista contenida, reflexionando sobre los cambios, es el álbum más personal de la cantautora y va de a poco llevándote a donde ella pretende: a disfrutar una propuesta cálida pero lejos de toda ternura.
Lo de Grimes se llaman “huevos”. En 2010 dijeron que era dream pop, para el 2012 que synth pop, lo que cuenta es que a la mujer le valen las categorías, hace lo que se le da la gana, lo que le funciona para expresarse y no le importa si a la crítica le gusta o no. Y Art Angels es un caleidoscopio musical, que tira para varios géneros y no molesta porque no es muestra de descuido, es ejemplo de versatilidad. Si bien no tiene entre los temas un power hit como en anteriores álbumes, varios músicos que se dicen experimentales tendrían que escucharlo para saber qué significa realmente el concepto.
Las hijas del percusionista del Buena Vista Social Club Miguel “Angá” Díaz heredaron todo el sabor y saber de su padre y con su homónimo álbum debut –Ibeyi– rescatan ese folclor del caribe para acercarse al pop y lograr un experimento al que le hizo falta más difusión y reconocimiento. Evidentemente, no son lo que el 2015 esperaba musicalmente, pero lo hicieron más amenos, menos cuadrado y más cosmopolita y prometen un futuro brillante.
Goon de Tobias Jesso Jr. no es algo fuera de lo normal. Siendo quisquillosos suena mucho a Billy Joel mezclado con John Lennon o a otros grandes clásicos. Pero ahí ya hay una virtud, porque no es una copia, no es un homenaje, es un músico buscando su camino y con un primer intento que muchos quisieran tener. Mejor aún: le canta al amor fallido, a la existencia plana, pero su tono no nos hace pensar en un adolescente herido, sino en un tipo esperanzado.
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