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Esos discos del 2016 que no debes dejar pasar: Internacional

 

De dulce, chile y de manteca. Pese a que hay álbumes de todas las latitudes, en esta ocasión los trabajos con destacada factura predominaron en Norteamérica: en Canadá.

2016 fue un año funesto para la música, el entretenimiento y las artes en general y eso se reflejó en las letras de varios exponentes.

 

El australiano sigue transitando ese oscuro camino en el que encara y cuestiona a la muerta, más cuando la pérdida de uno de sus hijos es todavía reciente. Es por eso que el último trabajo del también actor suena a un exorcismo, a esa necesidad de curarse en espíritu, en tanto se asimilan esas ausencias. Cave desnuda el alma y la expone en un canto a la vida y su contraparte. Un álbum igual funesto como luminoso, porque como homenaje es glorioso.

 

Australia ofrece tantas bondades como país que no es raro que muchos trabajos de buen nivel se gesten en esas partes del mundo y lo de Harley Edward Streten no fue casualidad. Luego de un debut apabullante, “Skin” es un sucesor decente y variado. Si bien hay tantas colaboraciones que parece que estamos en una kermese, para nada desentonan unos y otros temas, aunque haya optado por el camino de lo ya hecho por encima de la experimentación.

 

Cuando se trata de folklore urbano, los sudafricanos levantan la mano para mostrar su práctica fusión con los sonidos pop. Como despedida hubiera sido bueno un trabajo con menos referencias y más propuesta. Sin embargo, el dúo cumple con brillantez el rol que cada uno asumió desde que decidieron jugar a la “Lolita” y el “corruptor”. Hay un ir y venir de momentos que bien podrían situarnos en “un viaje ácido”. No es que hayan repetido de fórmula, se decidieron a reforzarla.

 

Al igual que cuando Bowie sacó “Blackstar“, lo de Cohen sonaba a despedida. El poeta dejó claro que ya había dado todo lo que podía al decir “Estoy listo, señor”. Por eso, pese a que la muerte fue un tema recurrente en sus canciones, nunca antes le habló de tú y de frente, con tanta paz. Pianos y órganos marcan la pauta en temas que son, como era su costumbre, poemas musicalizados. Un folk sabio y centrado, porque bien dicen que más sabe el diablo por viejo…

 

¿Es Math Rock? Será el sereno. Lo cierto es que es la consolidación de los franceses luego de un triunfal debut en EP llegó con un disco lleno de ritmos agradables y energético. Un disco envolvente y que dibuja una sonrisa en el rostro, porque es inspirador y festivo. Como México, país con el que decidieron nombrar su primer LP.

 

El punk sigue ahí. Y es significativo porque uno pensaría que tanto enojo por parte de unos canadienses no tiene sentido. Pero cada loco con su tema y ellos aparecieron como una propuesta melódica que tiene poco de “happy”, a propósito de las bandas que se adentran en el género en estos tiempos. Si bien llegaron a la escena musical con mucho poder, ahora son más pulcros en sus producciones y hasta se aventaron una balada que para nada demerita el camino emprendido y “Paradise” es un buen paso para su consolidación.

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.

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