El regreso de “Jauría” a los escenarios de la Ciudad de México es prueba de que los años pasan y el concepto de masculinidad poco ha logrado moverse desde aquel aberrante caso de “La Manada”, en España, en 2016.
La obra de teatro documental creada por Jordi Casanovas a partir de la transcripción del juicio realizado a un grupo de jóvenes que agredieron sexualmente a una chica de 18 años durante los San Fermines, en Pamplona, tendrá una nueva temporada en el Centro Cultural Helénico.
Se construyó con fragmentos de las declaraciones de la denunciante y los acusados.
Con una puesta en escena minimalista, pero una energía sobrecogedora por parte del elenco, “Jauría” presenta el juicio a los seis jóvenes agresores, en el cual la denunciante es revictimizada y humillada ante nuestra incapacidad social de resignificar el sexo.
Es un trabajo duro que causa indignación, aunque no sólo busca evidenciar la ignorancia del grupo de jóvenes agresores, sino evidenciar la podedumbre social en un contexto hispano que sigue anclado al pasado en temas de perspectiva de género.
Aunque el caso motivó a un cambio en la legislación española, la modificación del pensamiento y nuestro actuar sigue frenado por la banalización de casos similares.
Lo que la obra busca fervientemente es precisamente señalar que sin el cuestionamiento de las masculinidades será difícil que cambie la perspectiva en casos de agresión y abuso sexual.
Recrea una violación con elegancia, pero no le resta impacto para exhibir la atrocidad de la que es víctima la protagonista.
Jauría es dirigda por Angélica Rogel y cuenta con las actuaciones de Ana Sofía Gatica, Eduardo Tanús, Daniel Bretón, Roberto Beck, Rodrigo Virago, David Calderón y Antonio Peña.
Se presentará hasta el 16 de julio en el Centro Cultural Helénico, con funciones los viernes a las 8:00 pm, sábado 7:00 pm y domingo 6:00 de la tarde.
Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.
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