“La batalla de los sexos” es de esos filmes que pudieron haber sido grandiosos. Pero sus realizadores no quisieron. Y es que pese a la deslumbrante interpretación de Emma Stone, la importancia de ese histórico encuentro entre Billie Jean King y el tenista retirado Bobby Riggs se queda en el mero espectáculo.
Impresiona que es tremendamente vigente, pese a que la revolución sexual es cosa del pasado y las mujeres han ganado posiciones en muchas áreas. Pero todo esto no es suficiente para que un país como Estados Unidos tenga una mujer en la presidencia. Ya ni hablemos de México.
Pero estamos ante una película que pone a los hombres como los “malos” y a las mujeres como las “buenas”. Y su tratamiento es tan trivial que no hay forma en que alguien se ponga del lado del personaje de Steve Carrell antes, durante y después del duelo.
Jonathan Dayton y Valerie Faris dejan todo el trabajo de introspección a Stone, que se luce como quien fuera la tenista número 1 del mundo en varias ocasiones en los 70. Y es que todo recae sobre ella, pues al mismo tiempo que lucha por la igualdad en el deporte trata de definirse sexualmente y ganar un juego que fue extremadamente significativo para la equidad en el llamado deporte blanco.
Pero todos a sus alrededor son grises, personajes poco delineados y que parecen insertados para completar las frases de la “heorína”, no para abonar al conflicto y mucho menos para destrabarlo.
Carrell deja de lado la figura del payaso, pero exagera en la postura misógina de su personaje, rayando incluso en la burla y lejos de la convicción del verdadero Riggs, quien se decía un convencido de que las mujeres no deberían hacer deporte.
El trabajo de cámaras tampoco ayuda a hacer más vistoso el encuentro. Si es así durante el juego, imagínense antes, donde hay muy pocos desplazamientos que nos acerquen a un choque de fuerzas que saque chispas. Y a esto le sumamos diálogos llenos de lugares comunes que no sirven más que para hacer más grande el desenvolvimiento de Stone, que en los silencios es donde mejor saca provecho.
El tratamiento de cine popular que le imprimen los cineastas a “La batalla de los sexos” impide colocarla como un referente de lo que esa lucha por las igualdades significó para la Unión Americana y que repercutió en todo el mundo.
La coloratura y matices con que se retrata este episodio son atractivos pues lucen añejos, como si estuviéramos viendo una película en la televisión en ese entonces y ese precisamente parecía el destino de esta producción (sin demeritar los grandes logros conseguidos por algunas cintas para tv), porque no sorprende ni es edificante. Se dedican simplemente al relato.
Sabemos de antemano quién ganará, por lo que el aura de misterio y tensión sobre el partido sale sobrando, más si tomamos en cuenta que los eventos alrededor de la vida de King significaron rivales más arduos que el mismo Riggs.
Si de tenis se trata, al final Stone y Carrell son un saque as, mientras que “La batalla de los sexos” no es más que una doble falta que está muy lejos de entrar al universo del Grand Slam.
Battle of the sexes (2017)
Dirección: Valerie Faris, Jonathan Dayton.
Guión: Simon Beaufoy.
Reparto: Emma Stone, Steve Carrell, Elisabeth Shue, Bill Pullman, Andrea Riseborough, Alan Cuming.
Fotografía: Linus Sandgren.
Edición: Pamela Martin.