El documentalista Patricio Guzmán completa con “La cordillera de los sueños” su trilogía sobre su natal Chile, centrándose en los Andes para hacer una similitud con la esencia del chileno, pero también de América, continente acostumbrado históricamente a vivir en pugna y obligado a tomar bandos.
Guzmán dejó Chile hace más de cuarenta años cuando se instauró la dictadura militar y hace una investigación para explicarse los motivos por los cuales prefirió irse en vez de quedarse a luchar.
Aunque es un material que duele ante las injusticias que vivieron miles de chilenos en esos tiempos, tiene minutos de paz al presentarnos a la cordillera como ese inmenso pilar que juega un doble papel en la mentalidad del andino: como punto que desata la curiosidad y como un elemento que aísla.
Así, el cineasta construye una metáfora que compara a la sociedad chilena, con su aguante, rebeldía y ansias de justicia, con la poderosa cordillera.
De la voz de artistas, periodistas y personajes que vivieron desde diferentes trincheras la brutalidad del periodo pinochetista, Guzmán presenta un retrato desesperanzado y auto reflexivo que no termina bien, no porque el autor no lo quiera así, sino porque esa conclusión aún no está escrita.
“La cordillera de los sueños” forma parte del 40 Foro Internacional de la Cineteca Nacional.
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