Recientemente en una plática, una amiga me decía que la vida de Wendy eres muy dura y fuerte, para concluir con un: Qué bueno que ganó, se lo merecía.
Mi respuesta inmediata fue: Para ti es novedad, en el mundo de las personas trans es más que normal.
Hace años, en una clase Teoría de la Comunicación Política, mi querida profesora Adriana Amado nos explicó como se logró avanzar, hace más de 10 años, con la aprobación del Matrimonio Igualitario en Argentina, cambiando la palabra gay por igualitario, ya que la palabra gay se asocia con la fiesta y el sexo, como un estereotipo que se ha posicionado en el imaginario colectivo… ‘por otro lado, nadie se pelea con la igualdad’.
Y es así que la visión que se tiene sobre la vida de las personas que integramos las poblaciones LGBT, esa que se enfoca en la fiesta eterna, la historia de Wendy contrasta con una realidad que históricamente había estado invisible y no se visibilizaba con frecuencia.
Nuestras vidas no son un drama permanente, ni sufrimos más que nadie, pero la historia de Wendy y el hacerla visible en televisión nacional permite abrir la conversación sobre toda las violencias que las personas que disidimos de las heteronormas, sobre todo quienes son personas trans, con un gran énfasis en las que deciden identificarse y expresarse como mujeres.
Las violencias, los ambientes hostiles, la discriminación, la falta de oportunidades y demás condiciones que generan desventajas, brechas de desigualdad y situaciones adversas al desarrollo pleno e individual son parte de la jerga diaria de un alto, pero muy alto porcentaje, de las personas que integramos las poblaciones de la diversidad sexual, enconándose particularmente en las personas trans.
La ausencia de respeto, amor, reconocimiento e incluso el incumplimiento para acceder a los derechos humanos elementales es una moneda corriente con la que se aprende a vivir y en ocasiones a luchar para sobrevivir y esto no es una exageración, tan solo habría que revisar el promedio de vida de la mujeres trans en nuestro país: 35 años.
Romper con todo el acuerdo social con tal de encontrar su propia identidad puede tener un precio letal.
Por lo que lo expuesto por Wendy durante su estancia en ‘La casa de los famosos ‘ no es una novedad y una historia de vida única, es algo que pasa, mucho más comúnmente de lo que se sabe o se quiere reconocer.
Hacerlo visible e irónicamente ameno es una oportunidad para que las mayorías hegemónicas hagan conciencia sobre como sus violencias y modelos binaries/normados hieren o peor aún, matan.
Pero ya que ahora está abierto el debate y se ha visibilizado esta realidad, ¿Cómo contribuir para hacer más incluyente y menos violenta esta realidad social?
Ahí está el siguiente paso.
Por: Óscar Mendoza
Twitter: @MisterOMe40
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