Todo aquel que haya querido a una mascota sabe que perderla es uno de los eventos más traumáticos de nuestras vidas. Y recalco “quererlas” porque no es lo mismo tenerlas que lograr una conexión real y convertirlos en, más que compañeros, en amigos. Lasse Hallström entiende este vínculo y lo explota en la lacrimógena “La razón de estar contigo“.
Ya antes conmovió con la historia de “Hachiko” (2009), otro can que demostró que la lealtad de estos animales es a prueba de todo.
Basada en la novela de W. Bruce Cameron, un perro narra su existencia a través de varias vidas en las que aprenderá que convivir con humanos no es sencillo, pero puede llegar a ser muy satisfactorio con la compañía adecuada.
Hallström es muy hábil para usar al perro, aparente protagonista, como el recipiendario de las emociones humanas, para convertir la historia en un filme sobre las personas y su necesidad de comprensión. Cuando no hay alguien más ahí para escuchar, la mascota siempre juega un papel importante.
El tema de la reencarnación también está presente, pero el misterio no acapara el filme, por el contrario, damos por hecho, después de un tiempo, que el personaje morirá pero habrá de volver para intentar descubrir porqué le pasa lo que le pasa.
Recientemente la producción del filme entró en polémica debido a unas imágenes en donde uno de los canes que participó en la película sufría abuso por parte de gente del crew. Lo irónico es que tanto la cinta como lo ocurrido y las aclaraciones que se hicieron al respecto confirman lo que todos los que han tenido un perro sabemos: no importa lo imbécil que seas con el animal, ellos siempre van a estar ahí.
Los modos de trabajar con los animales y el resultado del filme son cosas aparte, aunque evidentemente existe un disgusto si lo que se intenta retratar es la lealtad de estos seres y se contrapone lo que se ve en pantalla con la triste realidad.
El mismo Hallström expone estas situaciones de abandono y maltrato animal en “La razón de estar contigo” y el canino protagonista sortea las dificultades para encontrar una situación cómoda. De cierto modo, el cineasta coloca la voluntad del can por encima de la del ser humano y de ahí parte hacia el desenlace del filme, uno en donde lo que más importa es el vínculo que se puede lograr con estos animales.
Y es que más que el final, lo que interesa es el recorrido, porque sabemos hacia dónde va, el mismo tráiler de la película nos deja ver de qué se trata, pero el que el perro reencarne una y otra vez es parte de la búsqueda que propone el autor del libro, porque se trata de las aventuras de un can, sí, pero este viaje es más un intento por desentrañar el propósito de todos los seres vivos en este mundo.
Con mucha simpatía, el perro y sus amos en turno van presentando las diferentes modalidades de empatía posibles con estos animales. La cámara, ociosa, va mostrando mucho de la perspectiva del can y el montaje pretende excusar las acciones traviesas de los perros pues su desconocimiento de muchas cosas que nos parecen importantes dominan su comportamiento, actitudes que suelen meter a los perros, en ocasiones, en problemas.
Se trata pues de uno de los dramas más tiernos que se hayan hecho sobre la convivencia con los perros. Si bien las escenas de persecuciones y acción extrema son poco afortunadas, la ternura que se aprecia en pantalla tocará el corazón de todos, absolutamente todos los que han sentido amor por un perro.
Por algo dicen que es el mejor amigo del hombre, aunque en muchas ocasiones, dado nuestro comportamiento, los verdaderos “perros”, ocupando la palabra de modo despectivo, somos nosotros.
A Dog’s Purpose (2017)
Director: Lasse Hallström.
Guión: W. Bruce Cameron, Cathryn Michon, Audrey Wells, Maya Forbes, Wally Wolodarsky.
Reparto: Josh Gad, Dennis Quaid, K.J. Apa, Britt Robertson.
Edición: Robert Leighton.
Fotografía: Terry Stacey.
*Texto publicado en Azteca Noticias.
*Imágenes tomadas de las redes sociales de “A Dog’s Purpose”.