Albert Serra ofrece una película provocadora en extremo. “Liberté” es una oda nocturna al libertinaje que es más compatible con los esquemas del videoarte ante la carencia de una narrativa convencional que ofrezca verdaderos minutos climáticos.
Unos años antes de la Revolución Francesa, Madame de Dumeval, el Conde de Tesis y el Duque de Wand, libertinos expulsados de la corte puritana de Luis XVI, van en busca de un legendario pensador alemán para nutrirse de su conocimiento.
Lo que encontrará será un bacanal de carne, excesos y licencias para dejarse llevar por sus instintos más primarios en un bosque cubierto por la noche.
Es un filme que se regodea en el barroquismo, que sólo ofrece momentos verdaderamente poderosos en su comienzo y su final, cuando se plantean ideas en torno a la libertad y utiliza un festín sexual de hora y media para ejemplificar esa hipocresía cortesana contra la que luchan los protagonistas.
Es una cinta difícil de digerir, que exige “desnudarse” de prejuicios para acercarse lo más posible a una experiencia radical que raya en lo escatológico para tratar de encontrar cierta armonía en su “fealdad”.
No es precisamente vacía, pero sí inexpresiva, anticlimática y con ínfulas revolucionarias. Es imposible describirla. Hay que verla para intentar asimilarla, porque comprenderla es imposible.
“Liberté” forma parte del 40 Foro Internacional de la Cineteca Nacional.
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