Desde el comienzo de la pandemia por Covid-19, las políticas de salud en diversos países requieren que el personal educativo utilice cubrebocas o máscaras faciales. Ello ha provocado preocupaciones sobre la capacidad de niños para reconocer las emociones y el impacto en su desarrollo.
Un estudio publicado en JAMA Pediatrics señaló que el uso de cubrebocas afecta a los menores de edad al momento de identificar las emociones de los adultos. Entre 11,8% al 13,1% de niños de 3 a 6 años pudo reconocer las emociones correctamente.
Para obtener estos resultados, los investigadores utilizaron fotografías con cubrebocas agregados digitalmente y se mostraron las imágenes a los menores de edad. Ello con la intención de estudiar el papel de las mascarillas y cuál es la repercusión en niños para reconocer la alegría, ira o tristeza en otras personas, incluso de su misma edad.
Según los especialistas del Hospital Universitario de Lausana, Suiza, alrededor de la cuarta parte de los niños en edades preescolares tenían mayores dificultades para distinguir la tristeza de la ira. Además, alrededor de un 21% de menores encuestados confundieron la alegría con otras emociones, por ejemplo, la ira o tristeza.
Otros hallazgos señalan que las mascarillas reales representadas en imágenes estáticas se asociaron significativamente con el reconocimiento de emociones en niños preescolares sanos. Aunque las diferencias fueron pequeñas y los tamaños del efecto fueron débiles, las preocupaciones planteadas por los científicos están centradas en el desarrollo de las niñas y niños de temprana edad.
Por otra parte, Ashley Ruba, experta en psicología de la Universidad de Wisconsin-Madison, afirmó que hizo un estudio paralelo al del Hospital Universitario de Lausana. En sus resultados encontró que el uso del cubrebocas para los menores de edad puede confundirlos al momento de identificar las emociones en las personas adultas.
De acuerdo con Ruba, esta situación pasa debido a que la cara no es la parte del cuerpo más importante para comunicar nuestras emociones, solo es una de cientos. Otros factores que influyen son el tono de voz, postura corporal y regularmente las personas dan pistas contextuales para descubrir cómo se sienten los demás.
El estudio muestra un claro ejemplo de que los niños pueden percibir las emociones a través de las mascarillas o cubrebocas.
No obstante, también es posible confundirlos y mostrar una alteración en su pensamiento a la hora de entender lo que sucede a su alrededor. El grupo de trabajo del Hospital Universitario de Lausana sigue trabajando para precisar aún más los resultados y encontrar más hallazgos sobre este análisis.
NotiPress/Andrés Zimbrón
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