¿Te burlas de quienes rigen su vida por el horóscopo y tarot? ¿Crees que son tonterías y la bola de cristal sólo te interesa como decoración de Halloween? ¿Te sientes muy valiente y gritas el nombre de Satanás en vano? Si es así te vas a identificar con el protagonista de “La posesión de Michael King”. Sólo esperemos que no te ocurra lo mismo que a él.
Tal como me ocurrió con “Mr. Babadook”, no tenía idea de qué trataba este filme. El nombre en español “Con el diablo adentro” es más sugerente que llamativo pero decidí ver de qué trataba y quedé sorprendida y nerviosa, muy, muy nerviosa. Creas o no en fenómenos sobrenaturales y en la existencia de un ente maligno este mockumentary (falso documental) logra jugar con tus creencias y refleja paso a paso uno de los más grandes temores de la humanidad: la condenación eterna del alma.
“La posesión de Michael King” (2014, David Jung) cuenta la historia de un director documentales que abatido por la muerte de su esposa -ocasionada indirectamente por seguir el consejo de una adivinadora- decide realizar un filme sobre religión y espiritualidad para desmentir la existencia de lo sobrenatural.
Burlonamente se presta para rituales de lecturas de cadáveres, orgías, lamer sapos alucinógenos y visita curanderos y cartomancistas . Pero todo empieza cambiar al reunirse con un moribundo sacerdote y demonólogo cuyo encuentro casual con Satán lo dejó bien tocado. En uno de los mejores momentos del filme le revela la razón de su experiencia con el mal con tres simples palabras: “Yo lo escuché”.
Degradación, violencia, oscuridad, el mal mismo por el mismo desfila ante nuestros ojos. Nada de efectos especiales con sopa de chícharo ni niñas histéricas. El guión parece no ser nada novedoso pero está tan bien desarrollado con humor negro y el protagonista- el poco conocido Shaun Johnson- interpreta tan acertadamente los cambios físicos y emocionales que sufre su persona conforme que no podemos más que abrazar una almohada y esperar su redención.
Existen millones de películas de poseídos pero la mayoría están al nivel de “¿Y dónde está el Exorcista?” de Leslie Nielsen. “La posesión de Michael King”, no. Te dejará con ganas de rezar un rosario, por si las moscas.