Moebius es de esas películas difíciles de digerir. De hecho, entre aciertos y fracasos, todo el cine de Kim ki duk es pesado, no porque sea complejo narrativamente o en elaboración, sino porque es un provocador nato que no busca sólo causar asombro, tiene un sentido, aunque a veces abusa.
Moebius es una comedia fetichista, morbosa, tiene escenas tan absurdas que provocan la risa, pero cuando se pone seria, cuando vemos a este adolescente sufrir las consecuencias de la infidelidad de su padre, es repugnante.
Una mujer decide cobrar venganza por la infidelidad de su marido. Como no logra cobrar la afrenta cortándole el miembro a su esposo se desquita con el hijo y le amputa el órgano reproductor. Ante la culpa, el padre buscará diversos modos de resarcir su error, en lo que el joven descubre distintos modos de placer con la antigua amante de su progenitor.
Aparentemente es una trama intrincada y hasta cierto punto lo es, pero más en lo visual que en el argumento. Y es que por momentos no sabemos si estamos ante una tragedia con toda la brutal herencia griega o es una dolorosa broma.
Nos inclinamos más a pensar en la comedia, porque hay por igual situaciones tontas como minutos de sufrimiento ante la necesidad de Kim ki duk de meterse hasta los rincones más íntimos de la casa con tal de mostrarnos el desfile de capados que giran por el filme.
Al final, la idea es poner en evidencia la descomposición familiar, de forma cruenta exhibe la verdad que atormenta a los padres y que al tiempo habrán de entender los hijos: quienes somos es gran parte herencia de los modos en que crecemos, lo que quienes nos procrean hacen y dejan de hacer.
Y al cineasta sudcoreano no le importan los detalles finos, no pasa nada si la cámara se tambalea como si una historia de “found footage” se tratara, qué más da lo inverosímil de la anécdota, con hombres que pierden su miembro por aquí y por allá sin que las autoridades hagan algo al respecto. Ni siquiera se toma en cuenta que un cuchillo entre por la espalda de un joven y salga limpio como si el cuerpo del adolescente estuviera lleno de aire. De lo que se trata es de que la perversión nos haga rascarnos los ojos.
Es esta exageración, las ganas del realizador de mostrarnos un regadero de sangre, lo que perturba y atrae, en un filme que no va a agradar a quienes no hayan tenido contacto con las cintas previas de Kim ki duk. Porque su cine es así, extremo, atrevido, incendiario incluso.
Es una cinta muda que no necesita diálogos cuando vemos estas relaciones sadomasoquistas que se construyen en torno al incesto y la traición. La culpa nos acompaña todo el tiempo, el miembro amputado deja de ser símbolo de hombría para un sujeto que le robó la virilidad a su hijo por culpa de la inestabilidad de su mujer y la falta de honor.
Aquí no hay secretos, Moebius arranca con todo y se mantiene así durante gran parte del filme. No hay calma para estos espíritus atormentados, por lo que tampoco se prestaba un final amable ante algo extremadamente cercano al horror.
Moebiuseu (2013)
Dirección y guión: Kim ki duk.
Protagonistas: Jae-hyeon Jo, Young-ju Seo, Eun-woo Lee.
Fotografía y edición: Kim ki duk.
por Juárez Góngora