“Murieron por encima de sus posibilidades” es un disparate, uno que se construye basándose en la burla de aquellas “buenas intenciones” que buscan culpables ante realidades incómodas e insostenibles. Si bien es cierto que la situación económica de España y varios países en el mundo no es ningún chiste, los anhelos por un nuevo orden mundial y el extremismo que alcanza sí lo es.
Cinco españoles afectados de diferente modo en una España donde la oportunidad de una vida decorosa parece destinada únicamente a unos pocos se reunirán para emprender la más loca de las aventuras: hacerle pagar a los adinerados y a quienes mueven los dineros exigiendo un nuevo modelo más justo para todos.
Isaki Lacuesta se extralimita de un modo irreverente y fusiona el gore con la sátira para llevarnos a la locura, a ese punto a donde muchos llegan ante la desesperación de un país que parece no tener más futuro y en donde sólo resta esperar a que la hecatombe finalice algún día.
Para ello, se hace de un variopinto reparto que incluye a muchos rostros populares en el país ibérico y los coloca en momentos límite, de modo que algunos sufren la España precaria por rebote y otros simplemente por tontos. Como sea, no pidieron estar ahí, no alzaron la mano como seres excéntricos, sólo estuvieron en el lugar y tiempo equivocados y algo tienen que hacer para no sentirse tan vacíos y abandonados.
Y aunque está llena de absurdos, no es para nada incoherente. Al contrario, es sumamente racional, saca la espada para cortar cabezas por todos lados. Gobierno, sociedad, medios de comunicación, activistas del clic, todos tienen responsabilidad en una nación que necesita dinero, donde todos piden más y mejores oportunidades para empoderarse.
Lacuesta lleva los efectos de la crisis española al exceso, pero no esta lejos de los episodios que se viven en otras naciones. “Murieron por encima de sus posibilidades” es una comedia brutal, la idea es burlarse de todo y de paso ofrecer un coctel de asesinatos y muertes vinculadas al enojo, la impotencia y la desesperación ante un futuro que pinta cada vez peor.
El humor negro y ácido de Lacuesta probablemente incomode a muchos, pero no se supone que funcione como aliciente, sino como catarsis, que sirva como broma, sí, pero a la vez como iluminación: los excesos terminan por tornar burdos los escenarios, intrincados y menos fáciles de resolver y encarar.
Y pese a los litros de sangre, los desmembramientos, los cuerpos incendiados, hay una reflexión seria sobre esa clase política que se esconde, de esos dueños del mundo que viven un mundo de lujos en la oscuridad y muestran cuan mustios pueden ser con sus embarcaciones podridas como distractor para hacer sentir al pobre que están con ellos.
Lacuesta es inteligente, porque no echa culpas a un solo grupo, reparte golpes por todos lados, es una masacre, literal, quizás por eso la estructura barroca del filme: al final, la situación económica presentada no se hizo en un día, no la fraguaron unos cuantos y hubo miles que callaron, se quedaron en su zona de confort y se quedaron viendo. Todos cooperando desde su sitio, para la creación del monstruo: el pedazo del pedazo del pedazo.
No es la obra de arte, es excesiva, pero hilarante. Claro, si no les incomoda verse reflejados en alguna de esas parte culpables.
Murieron por encima de sus posibilidades (2014)
Dirección y guión: Isaki Lacuesta.
Protagonistas: Raúl Arévalo, Imanol Arias, Bruno Bergonzini, Luis Tosar, Albert Plá.
Fotografía: Diego Dussuel, Marc Gómez del Moral.
Edición: Domi Parra.
Texto publicado en Azteca Noticias.
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