Ponle play: discos nuevo de No Age, Charli XCX y Francisca Valenzuela

Ponle play

Francisca Valenzuela – La Fortaleza

Armada con su eterno piano, la chilena presume versatilidad y se va “desnudando” entre piezas para mostrarnos las distintas facetas de una personalidad que quiere mostrarse sin maquillajes.

Por eso hay intentos de trap, la balada pop que no puede faltar, el acercamiento a pianos más electrónicos y un compendio de letras que celebran el empoderamiento femenino, al tiempo que pide incrementar la lucha para nuevas conquistas.

No sólo por el llamado a continuar la batalla, sino por la habilidad que presenta al escuchar el derroche de sensualidad y al mismo tiempo plantarse férrea como combatiente, lo de Valenzuela es una consolidación y el innegable hecho de que estamos ante uno de los mejores discos hispanos del año.

No Age – Goons Be Gone

Si no recuerdo mal, la banda suma cinco discos con guitarrazos potentes y explorando un trash melódico que se debate entre los modos del shoegaze y el punk. Y aunque este sexto LP continúa por esa vereda, es evidente que trataron de hacer un acercamiento a un escuela más melódica: menos velocidad y más experimentación.

Lo emocionante es que pese a el camino recorrido, los angelinos han encontrado el modo de sonar nuevos, como si fueran una agrupación recién salida del horno. En ese tenor, también vienen igual de erráticos, lo que aquí asoma como una ventaja, pues eso es sinónimo de sus ganas de explorar otros horizontes.

Pese a la estridencia, es de esos trabajos que suenan mejor en unos audífonos que en una bocina a todo volumen.

Charli XCX – How i’m feeling now

Durante esta pandemia muchos músicos han usado el encierro para activarse e intentar nuevas rutas. La mayoría se centró en presentaciones por internet o en revivir viejas glorias remasterizadas. Charlie XCX es de esos casos raros del pop que no esperan un par de años para presentar nuevo material. De hecho, uso sus experiencias encuartelada en el estudio de su casa para hacer un diario sonoro de lo que sintió cuando esto comenzó.

Y trae todo el estilo que le caracteriza con la añadidura del cúmulo de sentimientos que hemos repasado la gran mayoría en estos tiempos: irá, miedo, angustia, tristeza y mucho amor.

Todavía mejor: se puso a componer junto a la fanaticada, con quien interactuó en redes sociales para saber sus opiniones sobre algunos temas y hacer arreglos de manera que sonaran “al gusto del cliente”. Si bien esa estrategia no fue del todo efectiva, pues en términos de acabado el disco es inferior a sus dos trancazos anteriores, el acercamiento funcionó de maravilla como venta, aunque eso algo que la británica no necesita.

Pero lo que sí hizo la joven Aitchinson es lo que podríamos llamar el “primer experimento pop hijo de la pandemia”: un LP que se acercó sin prejuicios a todo lo que experimentamos la gran mayoría de nosotros. No buscaba un trabajo excelso, tampoco desvivirse en lamentos. Simplemente contarnos cómo se sentía y en ese discurso fomentar un diálogo. Y dio en el calvo. Porque para gran parte del mundo, el confinamiento, no fue totalmente funesto ni completamente relajante. Fue, con sus tristezas y experiencias aprendidas.