Ponle play: discos nuevos de Shabazz Palaces, Car Seat Headrest y Vetusta Morla

Ponle play

Shabazz Palaces – The Don of Diamon Dreams

Los ánimos de ofrecer piezas complejas funciona como un arma de doble filo en el quinto largo del dúo de Seattle.

No hay duda de que se trata de hip hop, lo que podría causar interrogantes es ¿con qué diablos lo están mezclando? Porque hay ritmo muy identificables, sobre todo el R&B, pero lo que la pareja propone es más cercano al free jazz, por lo que transitan por donde quieren y como quieren sin darle un sentido claro que comulgue con las letras.

Además, traen un juego bastante extraño, pues mientras lo lírico crece en abstracción conforme avanzan los minutos, lo musical va perdiendo densidad para encontrar en la segunda mitad su lado más ligero.

Lo que no se puede negar es que los ánimos de no hacer lo mismo que los demás, sacrificando incluso la oportunidad de crear hits, sobresale, prevalece y se agradece.

Car Seat Headrest – Making a Door Less Open

La creatividad de Will Toledo es tal que le da para tener temas “de reserva” y aunque no tengan nada en común se le ocurrió que sería bueno dejarlas ir en un duodécimo disco que suena más a una colección de canciones agradables que a una idea clara.

De hecho, hay piezas que suenan mucho a experimentación, pues se notan guiños al hip hop y la música electrónica, pero de una forma incipiente, casi chusca, como cuando un niño se aproxima a algo que no entiende del todo pero que llama su atención.

La banda ofrece, de esta manera, su lado más pop y ligero ante la evidente falta de un hilo conductor.

Vetusta Morla – MSDL – Canciones dentro de canciones

Lo de los españoles parece ociosidad, pero cuando escuchamos el resultado nos cae el veinte que quisieron hacer un replanteamiento del sonido de aquel disco que lanzaron en 2017 para adaptarlo a los tiempos de la pandemia. Así, el resultado es un disco más íntimo, con mayor sentimiento, resaltando esa profundidad tan suya para darle un sentido más denso.

El ejercicio simplemente consolida la idea que tenemos de ellos: son los principales exponentes de lo que significa hacer música por el simple placer de poder hacerlo. Desnudan la producción anterior para mostrárnosla en la intimidad y descubrirle otros matices.

Dejan el miedo al fracaso comercial a aquellos que no saben armarse con un guitarra, unas cuantas percursiones y redirigir el rumbo. Estos son músicos, no pedazos.