En menos de lo que dura un fin de semana #LadyWuu o Eduardo Arias, el fenómeno viral de la temporada, logró el millón de reproducciones de un video, condición que le impuso una marca de vehículos para ganarse una unidad cero kilómetros. Obvio la meta fue más que superada.
En nuestro país el fenómeno de las #Ladys y los #Lords ha ocupado en los últimos tiempos un papel preponderante en las redes sociales, desde situaciones altamente cómicas hasta excesos de prepotencia se han convertido en hashtags a la menos provocación.
Pero ¿qué hace que el caso de #LadyWuu o #LadyMenudo tan peculiar? En especial cuando el personaje en cuestión rompe con los esquemas estéticos y aspiracionales que tanto distinguen a celebrities e influencers que abundan en el mundo digital.
Muy fácil, el secreto está en la felicidad… en la alegría. #LadyWuu hace gala de unos de los sentimientos y estado de ánimo más deseado en la naturaleza humana: ser feliz.
Su emoción y ánimo capturados en el video que lo hicieron famoso son una muestra de que en muchos aún persisten esas ganas de ser alegre y encontrar motivos para serlo, el sentirse libre sin importar que piensen lo demás o como te veas. Lo importante es ser uno mismo.
Uno de los parteaguas de la propaganda en América Latina fue la campaña por el No, como parte del plesbicito para que los chilenos decidieran a finales de la década de los 80 si seguían con un régimen dictatorial -a cargo de Augusto Pinochet– o se inclinaban por la democracia y las elecciones libre.
El triunfo del No a continuar con el régimen militar se debió en gran medida a que tomó de base la alegría para la construcción del discurso propagandístico, el objetivo era no destacar todo lo negativo que provenía del gobierno pinochetista, por el contrario era recalcar la felicidad que resultaría de un cambio de gobierno junto con todas las bondades que representa el vivir en libertad.
Ambos casos son muestra de la necesidad que persiste en las sociedades y/o en los seres humanos -posiblemente más ahora- de vivir en libertad y en la construcción permanente para ser feliz, total: nadie puede contra la alegría.
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