La Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 27 establece la garantía de los derechos culturales, incluyendo las libre participación en la vida cultural, a disfrutar de las artes y gozar tanto de los avances y beneficios que la producción cultural representa.
Por su parte, el artículo 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos fragmenta el derecho a la cultura y a la formación en varios de sus párrafos, estableciendo de manera central “Toda persona tiene derecho al acceso a la cultura y al disfrute de los bienes y servicios que presta el Estado en la materia, así como el ejercicio de sus derechos culturales. El Estado promoverá los medios para la difusión y desarrollo de la cultura, atendiendo a la diversidad cultural en todas sus manifestaciones y expresiones con pleno respeto a la libertad creativa. La ley establecerá los mecanismos para el acceso y participación a cualquier manifestación cultural.”
Por lo que el acceso al consumo de una diversidad cultural y las manifestaciones del arte, resulta una obligatoriedad por parte del Estado y de quienes se encargan de la dirección de una sociedad institucional y legítimamente establecida, esto demanda de una profunda y comprometida atención no solo como parte de un programa de gobierno, si no con el claro enfoque de apostar por el cumplimiento de un derecho social que se transverzaliza en la consolidación de la decisión colectiva para generar una sociedad mucho más plural, diversa, crítica y activa a favor de la igualdad, la no discriminación y por una vida libre de violencias para todas las personas.
Un ejemplo de esta acciones políticas es la conservación del programa en la Ciudad de México de La Noche de los Museos, iniciativa que tiene su origen en el año 1997 en Berlín, Alemania, y que con el paso del tiempo se viralizó por diversas capitales del mundo. La Ciudad de México tomó la iniciativa desde el 2009, para llevarse a cabo el último miércoles de cada mes; sin duda un gran aliciente para conocer los casi 170 recintos de este tipo que se distribuyen a los largo de las 16 alcaldías que componen la capital del país.
En la reciente edición del miércoles 25 de octubre, y como explorador constante de lo que sucede en los espacios culturales de la Ciudad, me permití dejar llevar por la oferta que compartían en el marco de esta noche el Museo Ex – Teresa Arte Actual y el Centro Cultural de España en México, ambos recintos me permitieron vivir un viaje de dos horas y media entre la belleza del performance psicodélico y lo cautivador de la experimentación musical por medio de los sonidos electrónicos, ambas experiencias resultaron un deleite más que para reseñar, son para celebrar.
30 años de Performance en México, la celebración de Doris Steinbichler
Las instalaciones de Ex Teresa Arte Actual (Lic. Verdad 8, Centro Histórico – CDMX) son de por si un viaje de constrastes y dimensiones, su ubicación detrás del Zócalo, lo hundida de la iglesia y en escencia que un recintro con reminicencias religiosas sea sede de propuestas contemporáneas que en ocasiones cuestionan lo establecido, es para disfrutar y experimentar.
Este espacio recibió la propuesta de celebración “Alegría es algo para comer”, performance con el que Doris Steinbichler, veterana artista del arte acción, vivía su cumpleaños número 30 como creadora en activo.
Por medio de proyecciones en sistemas analógicos y secuencias sonoras experimentales, Doris construía un ambiente psicodélico que inundó la nave principal de la antigua iglesia, comandando a una triada de invitadas (Laura Ríos, Kai Kraatz y Paola Galleta) por la construcción de imágenes que lo mismo utilizan texturas naturales o piezas iconográficas de la cultura popular mexicana.
Con un claro discurso punk, el colectivo de mujeres rompian entre lo real y construido, llevando de la nada hasta la espesa realidad a quienes se dieron cita en el espacio y se envolvieron por este discurso dadáico fuera de sentido, unido por lo efímero.
Gráfica, mensajes sociales y música en el Centro Cultural de España en México
Anclado en pleno corazón del Centro Histórico de la CDMX, el CCEMx (Pasaje cultural Guatemala 18 – Donceles 97) ofrece de manera permanente propuestas artísticas que abordan diferentes temáticas que aquejan o representan la realidad actual, con énfasis en lo que sucede in situ.
Ejemplo fue la inauguración de 5 salas que albergan la propuesta colectiva “Pliegues y prácticas relacionales. Gramatologías de la Urbe”, del Colectivo Nerivela.
Los 5 espacios que componen esta compleja propuesta, derivada de trabajo interdisciplinario del colectivo que se estuvo en activo entre 2007 y 2020, resulta en una narrativa que aborda los múltiples cambios políticos, culturales, identitatios y urbanos al interior de la comunidad como un sujeto activo y cohecionado, mutable y mutante, pero construyen en si mismo un lenguaje y saberes que se transmiten intergeneracionalmente.
Para cerrar la noche, en la Sala Panorama del CCEMx, el artista francés Franck Vigroux ofreció un duro y profundo concierto de música electrónica compuesto por espesas secuencias sonoras que evolucionaban a movidos beats lúgubres e hipnotizadores, una variante de la música electrónica que coquetea entre deep house a un drum & bass.
Ambas propuestas me convencen del valor que tiene el arte y las expresiones culturales en el libre y amplio desarrollo de las personas, por lo que programas como La Noche de los Museos no solo deben mantenerse, visualizando en expandirlas para que sean más accesibles a las mayorías.
Creo firmemente en el poder del arte para cambiar la realidad que actualmente compartimos y que solo con la decidida acción “otra realidad es posible” y es que podremos transformar nuestro futuro, celebrando la diversidad y la riqueza humana en la que a diario convivimos.
Por: Oscar Mendoza Cadena
Twitter: MisterOMe40
IG: Mr.OMe
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