Prometía ser una comedia con zombies como protagonistas y en algo le atinaron: en lo descerebrado. “Orgullo, prejuicio y zombies” es el claro ejemplo de la cultura del mash-up en la que vivimos: no importa el contenido, el chiste es mezclar las cosas y hacer que embonen y luzcan orgánicas. El problema con estos esfuerzos es que en ningún momento definen lo que quieren ser.
El filme de Burr Steers tiene de todo y ello no implica una cualidad. Es un drama amoroso a medias porque a ratos pretende ser chistoso y en el camino intenta sacar algunos sustos al puro estilo del Hollywood moderno: con sonidos estruendosos que te toman desprevenido.
Todavía peor: se supone que viéramos una lucha antigua entre los no vivos con los británicos de finales del siglo XVIII pero lo que menos vemos son zombies. De hecho, las secuencias de combate justifican la clasificación que le dieron al filme para que sea accesible al público más joven, pues no se ve nada de lo mal iluminadas que están. Los televidentes acostumbrados a series de tv realistas y crudas encontraran los enfrentamientos bastante sosos y acartonados.
La falta de vísceras y sangre volando por doquier suponen una forma ligera de abordar el género zombie, pero, como se trata de una, disque, comedia, entonces debemos de entender la ausencia de gore. Sin embargo, en todo el mundo hay muestras de que el no vivo como broma puede ser muy jugoso -y lucrativo-, pero a la gente detrás de “Orgullo, prejuicio y zombies” les pareció que la elegancia inglesa debía prevalecer. Fatal error.
El filme es otra de esas muestra de publicidad engañosa. Los avances prometían un trabajo irreverente, irónico, que se burlaba por igual de los modos decimonónicos como del exceso de productos zombies en cine y televisión. Por el contrario, es más cercana a otro monstruo, Frankenstein, con retazos de un género insertados sobre otro y con nula capacidad cerebral.
Algunas modificaciones al clásico literario de Jane Austen aparecen como simpáticos guiños y nunca se explotan, como las cinco hermanas Bennet desmembrando cadáveres caminantes como un grupo de samuráis sedientos de violencia y todas con sus ajustados corsés presumiendo cualidades en cámara lenta. Pero, eso es un momento y la enemistad entre los protagonistas, Elizabeth (Lily James) y el Sr. Darcy (Sam Riley) es tan caricaturizada que esperábamos un tono similar en la historia. Decepcionante.
Y es que el libro de donde parte esta historia fílmica no funcionaba precisamente como una novela. Es decir, claro, tenía el formato, pero es más un chascarrillo, pues los villanos u opositores a la “noble” clase alta británica retratada en “Orgullo y prejuicio” eran transformados en zombies y el efecto es chistoso. Sin embargo, para la cinta, en un lenguaje completamente diferente, la narración adolece de una uniformidad y es tan aburrida como el gimoteo constante de un muerto viviente durante dos horas seguidas.
¿Algo que rescatar? Sí. Que quizás luego de ver esta mezcla barroca de géneros uno se queda con la sensación de que los zombies nunca hicieron falta y que la travesía amorosa de los personajes de Austen es mejor sin tantas reinvenciones ociosas. Al final, lo de Steers no satisface a cualquiera, porque quiere abarcar mucho y se pierde en una trama que no es para nada simple, en tanto que su trama de zombies es aburrida y plana.
Si la idea era llegar a las nuevas generaciones, es muy probable que sólo atrapen a aquellos que no están relacionados con los productos que tienen a los zombies como antagonistas, pues el montaje es bastante inepto dado que vemos a muertos vivientes correr como maratonistas y sucumbir de un modo tan sencillo que lo planteado en la historia acerca de sus orígenes y resistencia es adorno barato.
Ante esta estructura, es simple. Si lo que nos atrae es la adaptación literaria romántica, el libro y otras cintas con la misma historia bastan, si queremos zombies, veremos en otros formatos tramas e intrigas más atractivas. Pero si lo que queremos es la mezcla, prepárense, porque es como meter en la licuadora harina y aceite: el engrudo que se forma no sirve para nada.
Pride and Prejudice and Zombies (2015)
Dirección y guión: Burr Steers.
Protagonistas: Lily James, Sam Riley, Bella Heathcote, Charles Dance, Lena Headey.
Fotografía: Remi Adefarasin.
Edición: Padraic McKinley.
Texto publicado en Azteca Noticias.
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