La transexualidad es una de las realidades más complejas, temidas y estigmatizadas que envuelven a las personas que integran a las poblaciones de la diversidad sexual, ya que atraviesa diferentes espacios de la sociedad, todo depende de la profundidad con la que la persona quiere realizar su transición y construcción de una nueva identidad.
La aceptación y reconocimiento de los derechos de las personas trans en el mundo se ha visto mermada, entre otros motivos, por la lentitud en los cambios legales o en el acceso a servicios de salud, así como en la apertura para entender y empatizar con la vida de las personas que viven con disforia o incongruencia de género, es decir, que no se sienten identificadas con el sexo con el que nacen, por lo que activan una serie de decisiones para construir la idealización que tiene de si mismos, basadas en el sexo opuesto.
Pero, ¿Qué sucede si las personas que buscan una transición de sexo/género tienen todas las opciones a su alcance para lograr su cometido y aún así no se sienten satisfechas con el resultado obtenido?
¿Existe algo así como un boleto de regreso? ¿Es válido? ¿Es posible?
Estas y más preguntas se desprende de los duros, contundentes, humanos y profundos diálogos de “Orlando y Mikael: Los arrepentidos”, obra del autor sueco Marcus Lindeen y que se presenta por segunda vez en nuestro país.
La primera fue en el 2013 y regresa ahora, de nuevo, con la dirección de Sebastián Sánchez Amunategui.
Esta reflexiva puesta se compone en su totalidad con un elenco integrado por actrices trans: Terry Holiday, Dana Karvelas, Libertad Palomo y Roshell Terranova, todas estarán alternando.
Las funciones será todos los viernes a las 20:30 horas, hasta el mes de octubre, en la Teatrería (Tabasco 152, Roma Norte, CDMX).
Con un formato intimista-testimonial, las personas espectadoras se podrán adentrar a los diálogos reales que sostuvieron Orlando y Mikael, quienes a sus 60 años deciden dar marcha atrás a su decisión de convertirse quirúrgicamente en mujeres, para regresar a su sexo y género de nacimiento.
Este nuevo giro en sus vidas los confronta a más preguntas que respuestas, sin embargo cada personaje enfrentará este “renacer” como una oportunidad o como un deseo para sentirse en paz.
En la función de estreno estuvieron sobre el escenario Libertad Palomo y Terry Holiday, la primera con un desempeño actoral fuerte y definitivo, la segunda construyendo un personaje tan representativo de las hombres homosexuales, ambas un disfrute.
Señalamientos sobre el miedo a la soledad, la tristeza, la incomprensión, la búsqueda del amor, la aceptación, el reconocimiento legal y acceso a los derechos salen a escena mientras que los dos personajes se desnudan en su propia historia y en las decisiones que los hacen someterse a agotadoras y agresivas cirugías, así como a procesos psiquiátricos y farmacológicos, con tal de cumplir con la idealización que tuvieron de sí mismos.
“Cuando uno se pone a bailar con el diablo, no puede parar hasta que termine la canción”, es una de las frases contundentes que permiten acercarse a lo complejo que es tomar decisiones en la vida, sobre todo cuando éstas definirán quién eres, cómo te ves y percibes en sociedad, ante las demás personas, incluso ante las que posiblemente no empaticen contigo y con lo que decides ser.
“Orlando y Mikael: Los arrepentidos” es una obra que sobrepasa por mucho el tema de la transexualidad, ya que nos lleva a espacios reflexivos sobre el andar en la vida y las posibilidades de tomarla para ser feliz, es un acercamiento a la libertad y la búsqueda de la felicidad, esa que parece tener muchas probabilidades para vivirse y disfrutarse y aún así nunca tal vez nunca llegue.
También es una oportunidad para que las personas se cuestionen sobre su realidad inmediata, sobre la plenitud en su presente y la posibilidad de cambiar para su futuro, ya que lo único seguro que tenemos en la vida es el cambio, el cambio nos llevará a revisar lo que fuimos para construir con una nueva perspectiva como queremos ser.
Por: Oscar Mendoza Cadena
Twitter: MisterOMe40
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