Termina febrero y existen buenas noticias, por encima del gasolinazo, la fuga de Duarte, los problemas con Trump y las ideas de AMLO, todo parece indicar que sí existe una luz de esperanza en este mar de dramas y tragedias: El Gobierno de la República reconoció la inocencia y pidieron disculpas por los casi cuatro años de encarcelamiento injusto a tres mujeres indígenas ante un proceso irregular.
En voz del procurador general de la República, Raúl Cervantes Andrade, Jacinta Francisco Marcial, Alberta Alcántara Juan y Teresa González Cornelio recibieron en un acto la solicitud de disculpa por la injusticia cometida con ellas. Ojo, las mujeres fueron culpadas de secuestrar a un policía federal y poseer cocaína.
Es de reconocer esta victoria, en especial por hacer justicia no solo a tres mujeres, si no por la visibilidad hacia la forma discriminatoria y abusiva de impartir justicia hacia los sectores más vulnerables del país: mujeres, indígenas y pobres.
El acto es una luz de esperanza no solo por la capacidad que pueden tener las autoridades de asumir sus errores y atender sus irregularidades. Además, expresa la posibilidad de abonar para hacer funcionar un sistema judicial que goza de importantes irregularidades, en donde la impunidad, la corrupción y la opacidad han sido uno de los peores lastres de nuestro Estado fallido.
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