Ponle play: discos nuevo de Dirty Projectors, Los amigos invisibles y Stephen Pearcy

Stephen Pearcy

El exvocalista de Ratt no quiere hacer siempre lo mismo y trata de ponerse oscuro aunque lo que mejor el queda ese el rock festivo que caracterizó a la banda que alcanzara la gloria en los 80.

Si bien no hay alguna pieza ultra destacada, al menos hay variedad en un disco cuyo sello inconfundible es el timbre de Pearcy, marca que nos remite a buenos tiempos para los que ya nos vamos haciendo de canas.

Los amigos invisibles

Está clarísimo que lo de los venezolanos es la fiesta. Durante nueve discos se han encargado de hacer menos amarga la realidad de su país con mucha alegría e historias de encuentros cachondos con su mezcla de funk y sonidos latinos. El nuevo álbum es un recuento de momentos ubicados en ese bar – cantina – antro que representa “El Paradise“.

Nada que no les hayamos escuchado antes y sin un tema bandera como algunos sencillos que conforman su lista de temas obligados en cualquier concierto, pero de que al escucharlo se la pasarán bien, así será.

Dirty Projectors

¡Son unos ociosos! Un álbum lleno de sonidos simpáticos mezclados con beats y sampleos frenéticos que nos llevan a situaciones que deberían parecer más trágicas de lo que suenan. Porque es un disco sobre las separaciones, pero suena a algo más festivo.

Su tono agridulce y el tratamiento es lo que de nuevo coloca a los de Nueva York es un apartado importante al lado de toda esa escena que conforman con LCD Soundsystem y otros grupos de los llamados “indies” que se escuchan como una orquesta y no como unos cuantos tipos que adoran experimentar con su música.

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.