Ponle play: discos nuevo de Shygirl, Confeti de Odio y Dropkick Murphys

Ponle play

Shygirl – Nymph

Como las sirenas, la británica nos atrae musicalmente para soltarnos cuestionamientos varios sobre la sexualidad, prácticamente para desmitificarlo y plantearnos por qué nos asusta tanto explorar y experimentar con nuestros cuerpos.

Y se permite abordarlo de diferentes formas, a ratos sardónica, en otros tracks de manera muy seria y, desde luego, con ironía, porque no hay nada más simpático que una chica que se presume “tímida” tenga tal arrojo para cantarnos sobre las imposiciones de decenas de tabús al respecto.

En este debut de larga duración nos abre las puertas de su pensamiento y de sus experiencias, no para juzgarlas, sino para analizarlas en conjunto mientras se divierte saltando entre sonidos.

Confeti de Odio – Hijos del divorcio

Es el retrato irónico de una generación que encontró la separación de sus progenitores como lugar común y Lucas Viadur nos hace un recorrido por los reclamos y traumas más constantes de esa realidad.

Es una oda al perdedor de siempre, pero de un modo costumbrista, como un relato tierno que no pretende hacernos sentir lástima, sino entender por qué le gusta tanto estar en el hoyo.

En sus piezas rockeras se escuchan a personajes con más ganas de crecer y evolucionar. Él no, él definitivamente no trae ganas. Él ha crecido barbaridad y por eso se permite hacer del patetismo su bandera.

Dropkick Murphys – This Machine Still Kills Fascists

¿Punk celta? Los de Boston no están obedeciendo a modas, ha sido su esencia mezclar desde sus inicios el canto de la clase obrera emanada de migrantes irlandeses para darle un tono rugoso a la denominada “americana”.

Ahora son rabiosos en acústico, aunque suene extraño, pero es el modo en el que dan sentido a un género que de aire proletario que se potencia en sus manos.

Su cruzada para hacer del country algo más que un retrato bucólico tiene nuevos y atractivos tintes en este trabajo, en el que buscan divertirse antes que nada. Partiendo de ahí, lo demás llega solo.