Ponle play
Bad Omens – The death of peace of mind
Una aventura más breve hubiese tenido un mayor impacto para esta exploración de los de Virginia, quienes optan por una más constante creación de atmósferas por encima de la demoledora exhibición de poder.
La violencia que es parte del sello de la banda no se pierde, pero sí ceden espacios para la aparición de sintetizadores melódicos y referencia industriales que demuestra que buscan nuevos caminos, en un enriquecedor cambio de modos que no llega a ser experimentación pero tampoco ociosidad.
Notorio que busque adentrarse incluso a terrenos pop cuando sabemos que su bandera desde su debut es la salvajada, pero es parte de esa búsqueda que le viene bien a una agrupación que no quiere quedarse en lo mismo.
Nortec: Bostich + Fussible – De sur a norte
El dúo tijuanense confirma que son más que una combinación de acordeones con electrónica. Así lo demuestran en este trabajo que recoge las influencias que indica su título a lo largo y ancho de México.
No es su trabajo definitivo, suena más con un paso adelante, una forma de expandir sus modos de hacer música sin que pierdan esa fuerza para hacernos mover el bote.
Es mucho más que un recuento de añejos sonidos, este par consigue engancharos de nuevo con una suerte de expansión de la frontera: han dejado de ser “el sonido de Tijuana” para darle un nuevo sentido al recorrido del México diverso que tiene tonalidades muy peculiares en cada punto que le conforma.
Black Country, New Road – Ants from up there
El líder de la agrupación londinense anunció que dejaría a sus compañeros a unos cuantos días de publicado este disco. Al escucharlo es normal asociarlo con un “adiós” pero la realidad es que la agonía que se percibe a través de sus 10 piezas es la misma que acompañó al LP debut. Por tanto, no es como un trabajo de despedida, es más una exploración del principal letrista de la banda por aquellas inquietudes que revolotean en una mente que necesita atención médica.
Este álbum es probablemente una de las cosas más engañosas que escuchemos este año, porque es tan abstracto que igual puede significarnos veinte mil cosas, y eso es lo que plantean incluso desde su portada: un avión en pleno vuelo observando a las millones de “hormigas” debajo, cada una con su propia concepción sobre la vida y su particular forma de pensar y sentir.
Es un trabajo redondo si pensamos que musicalmente también es diverso, que se aleja de encasillamientos y que igual se decide por el punk en una pieza y cambia por jazz al siguiente, para finalizar con una voz cansada, no sabemos si por el hastío o simplemente porque entre tanto conflicto siempre es necesario tomarse una pausa. Una genialidad.
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