Ponle play: discos nuevos de Baiuca, Migos y Girl in red

Ponle play

Girl in red – If I could make it go quiet

Es normal que a sus 22 años sus letras se centren en la superación personal, pero eso no le resta al armonioso pop que despliega esta joven noruega, que sin ansias de ser empalagosa ha desarrollado una de las canciones más atractivas del año.

Lo que consigue es cautivante y se nota que ha estudiado bien los pasos de varias exponentes del indie dream pop estadounidenses, aunque no consigue la profundidad de esas banderas, pero si continúa por ese camino es probable que explote con fortuna.

El disco maneja dos temas principales (que además van ligados, por lo general, sobre todo durante la adolescencia): el amor y la ansiedad. Sí, es otro álbum confesionario, pero enormemente melódico.

Migos – Culture III

Lo que les hizo ganar notoriedad en 2017 aparece aquí de nueva cuenta, cerrando la trilogía de exploración de la “cultura” de un modo decoroso, aunque sin el empuje de aquel álbum.

Son el claro ejemplo de cuando el esquema comercial vence sobre la invención. Aunque no se trata de un disco mal estructurado, sí tiene salidas fáciles y “amigables”, restándole esa seriedad apabullante de sus comienzos.

Bien por las colaboraciones, aunque innecesarias, pues no aportan nada, de hecho, algunas hasta estorban. Habrá que ver si este trabajo es el cierre de un concepto que ya dio todo lo que podía ofrecer, la disolución del trío o una forma de despedirse de una idea sobre explotada que dará pie a nuevos modos.

Baiuca – Embruxo

Alejandro Guillán construya una elegante fusión entre el folk gallego y la música electrónica, de un modo tan enigmático que el fondo se convierte en la forma: lanza una suerte de brujería para llevarnos a ese universo místico desbordado de sonido ancestrarles.

Si hubiera que pensar en un recorrido vanguardista de aquella Galicia de antaño, este disco es la manera ideal para explorarla, pues no intenta mezclar sonidos por moda, sino con la intención de poner a la música tradicional como centro y los sonidos electrónicos como acompañamiento.

Aquí lo tribal no es simplemente una forma de remontarnos a los bailes ancestrales, es un medio de comunicación y funciona de maravilla.