Cut Copy
No es que su dance rock haya perdido fuerza, es que se han vuelto tan ambiciosos que el disco peca de pretencioso y no fluye con naturalidad. Porque una cosa es hacer música y, a momentos, al mismo tiempo hacer poesía y otra decirse poeta y pensar que toda palabra es una pieza de arte.
La naturalidad con la que los australianos se presentaba a reverencias el pop de los 80 no está. Hay en cambio un intento por llevar el llamado “acido folk” a niveles elevados, aunque en el camino uno se pierda en mezclas sin sentido.
Desconecte
Dos violines, un chelo y percusiones. Un ensamble que igual reversiona temas de videojuegos que una salsa. De eso se trata este proyecto que en el texto suena ocioso, pero que queda muy bien para una tarde de desestrés.
En su nuevo trabajo dan continuidad al “juego” demostrando que su versatilidad sigue intacta.
Simpático que hayan logrado un sonido tan amable, a la usanza de los tradicionales cuartetos de rock, sólo que estos tienen todo un camino por explorar.
Mogwai
Ya sin tanta experimentación, los de Glasgow se pusieron más melódicos y emotivos. Su post rock sigue la línea conceptual de siempre, y aunque los guitarrazos aparecen por ahí para recordarnos su lado estruendoso, su más reciente disco es como una especie de pausa sonora a los tiempos de ruido que suena muy, muy bien.
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