Ponle play: discos nuevos de Danny Elfman, Dave y Alfie Templeman

Ponle play

Alfie Templeman – Forever isn’t long enough

Es un mini álbum lleno de energía y color, con teclados ochenteros que invitan a mover el pie y un chico con actitud desgarbada que propone ver las cosas de modo sencillo.

Con melodías llenas de optimismo, el multi instrumentalista inglés opta por añadirle a sus composiciones más elementos sin saturar el modo tan efectivo que tiene de hacer pop.

Sus influencias son notorias, pero no permite que le alejen de la ruta funk-disco que ha decidido construir.

Dave – We’re all alone in this together

El rapero se ha convertido en una especie de representante de minorías y alza de nueva cuenta su voz enérgica para contar historias que no han tenido un final feliz, pero que arroja como dardos con la intención firme de invitar a la reflexión.

Tiene esta habilidad camaleónica para convertirse en reflejo de los desprotegidos sin pedantería y, todavía mejor, sin pretender ser paladín de los débiles. Dave aparece ahora como una suerte de juglar con una enorme habilidad para hacer propias las dolorosas experiencias ajenas.

Habla sin prejuicios de lo que le duele de la sociedad británica, siempre tan refinada y elegante, lo suficiente como para ignorar la tragedia migrante a conveniencia. Por eso se “relame las heridas” y nos expone modos y razones.

Danny Elfman – Big Mess

Sí, estamos hasta el gorro de la pandemia, pero hay personas que aprovecharon los encierros y las limitantes para desbordar en creatividad y el famoso compositor de música para películas se centró en un proyecto solista en el que abrazó todos aquellos géneros que le son comunes para entregarnos una bestialidad.

Con tintes góticos e industriales, el mundialmente famoso creador de música para cine nos adentra en el caos conformado por marañas mentales que ha construido a partir de temas como la presidencia de Estados Unidos, las protestas sociales y el maldito coronavirus.

Es pues la banda sonora de la mente convulsa de Elfman, en un ejercicio que no tiene desperdicio es en extremo potente y nos ofrece a un creador que bien podría haber sido un excéntrico frontman, aunque nunca es tarde para adueñarse del escenario, ahora sin la batuta de director de orquestra, sino como el poseedor de una herencia que va más allá de la cinematografía. Es el Los Ángeles cantándonos su propia película.