Ponle play: discos nuevos de Elsa y Elmar, Mooring y Alfie Templeman

Ponle play

Elsa y Elmar – Ya no somos los mismos

Nunca ha sido una mujer pasiva que se desmorona ante el desamor, pero es un hecho que la señorita Carvajal tiene en este nuevo trabajo un modo maduro de enfrentar lo que no sale bien en los temas del amor y por eso ofrece un canto valiente sobre la necesidad de fluir.

La colombiana ofrece un tercer disco en el que presume madurez, sobre todo en lo lírico, y aprovecha para explorar nuevas facetas como productora, al tiempo que le dice adiós a una etapa de su vida.

Es un trabajo que suena al recuento de los aprendizajes que gestaron un proceso evolutivo en lo sentimental, todavía en construcción.

Mooring – Blue Dream

Como en estado hipnótico, el shoegaze de estos mexicanos es rico en matices, sobre todo por el modo lisérgico de esos teclados que dan mucho sentido a cada una de las piezas que buscan representar un sueño.

Se trata de una experiencia que ilusiona, pues parece que las nuevas generaciones están más interesadas en la exploración de caminos cuasi cósmicos y es por eso que las chispitas de kraurock de estos jaliscienses no se escucha añejo.

La promesa de un viaje onírico se cumple a cabalidad y augura hartos momentos de gloria para una banda joven que parece no haber mostrado todavía sus mejores armas.

Alfie Templeman – Mellow Moon

Es que está muy padre pensar que cuando adolescentes el único verdadero problema en la vida de muchos era enamorarse (o no), por eso el joven promesa del pop británico vuelve con tanta fuerza con este trabajo en el que, una vez más, profesa su amor por los sonidos de décadas pasadas.

Todavía mejor, el de Carlton sigue en esta cruzada por visibilizar la importancia de la salud mental y en sus canciones persiste esta intención por plantarle cara a la ansiedad.

Fresco y lleno de vitalidad, el representante de una generación que sabe debe luchar por estar bien anímicamente acierta en el discurso y lo arropa con cariño con un tierno dream pop que no tiene una factura excelsa, pero sí la justa para ponernos a bailar, y recordar.