Ponle play
George Ezra
Por alguna razón extraña, su disco debut fue un trancazo comercial aunque no tenía muchos elementos que rescatar, más allá de sus melodías pegajosas. Su segundo largo ha comenzado a desinflar al inglés, quien le canta a un mundo incierto lleno de cinismo.
Lo realmente incierto es su carrera, porque parece que opta por ponerse oscuro por moda y no porque exista un discurso propio. Así, entre sueños y anhelos, con el disco no pasa nada.
Judas Priest
Es lo más cercano al sonido que arrojaron en sus primeros discos. En contra tiene que hay poco espacio para la novedad, pero es algo que los fanáticos no van a extrañar pues estamos ante un regreso de la banda a su momento más fino y poderoso.
Honran su tradición y alzan la mano para advertirle a sus seguidores que podrían aparecer nuevos clásicos, pues parece que están decididos a no dejar escapar esta “reinvención”.
Toni Braxton
Ya sin el “corazón roto”, Braxton vuelve a encantarnos con su voz dolorosa y llena de sufrimiento.
Si bien, después de tantos años no le va la canción de muchacha descorazonada, su retorno es fresco y con composiciones que destacan la imponente voz que prometía convertirla en una estrella. Todavía hay mucho drama por ahí, porque de algún modo se tiene que hacer labor de venta con los públicos nuevos, pero para quienes le disfrutaron desde sus inicios encontrarán una vuelta muy agradable.
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