Ponle Play: discos nuevos de Green Day, Kid Cudi y Glass Beach

Ponle Play

Green Day – Saviors

Desde siempre se han burlado de todo, es la forma en la que hacen activismo político cuando irrumpieron en la escena a comienzos de los 90. Incluso se han mofado de ellos mismos y ahora toca al punk ser recipiendario de las bromas, porque, de otro modo ¿cómo permanecer vigente en una industria que parece no perdonar el paso del tiempo?

Es por eso que este disco aparece como el más significativo de la banda en el nuevo siglo porque se aleja lo más posible del punk sin dejar de traer de vuelta sus referencias de toda la vida.

Se trata de un disco divertido, completo, que igual va de nada que reflexiona sobre los momentos difíciles cuando pareciera que los integrantes de la agrupación ya tienen la vida resuelta. ¡Hacen con este trabajo un muy entretenido comienzo de año!

Kid Cudi – Insano

Es un disco desigual en el que el rapero invitó a sus amigos a soltar rimas y verborrea de manera lúdica. No está tratando de hacer nada distinto ni de mostrar otra cara, el disco es así: puro reencuentro buena onda.

Tristemente, poco queda de aquella propuesta en la que combinaba por igual el rock del momento con el hip hop más catártico. Estamos ante un disco sin sobresaltos, simple, que incluso llega a aburrir.

No es que no tenga más que ofrecer, porque su espíritu incansable lo han llevado a hacer televisión y adentrarse en otros espacios, pero musicalmente parece se estancó y no pretende salir de lo mismo que nos entregó hace ya varios años.

Glass Beach – Plastic Death

Pintitas de hard core envuelven la propuesta multidiversa de la banda de California, que no tiene problemas en saltar del jazz al punk, centrarse en un piano suave y luego soltar gritos desgarradores.

Aunque pareciera que no hay un punto de unión en este extenso LP, la realidad es que los cambios bruscos no están ahí al azar, hay un intento incluso entre piezas de hacer funcionar el math rock, y aunque no les sale del todo, resulta en una experiencia envolvente que nos contagia tanta energía.

Aunque parece que no tiene un rumbo fijo, su armado errático tiene esta esencia intrigante que nos hace escucharlo una y otra vez para identificar cómo es que consigue atraparnos con tanta facilidad.