Ponle play: discos nuevos de Mura Masa, Green Day y Stone Temple Pilots

Ponle play

Green Day

Atrás quedaron los días en que los californianos tenían una forma clara y precisa de hacernos saber su sentir político, de expresar con ira que lo suyo no era la estridencia en las guitarras, sino en las letras. Es verdad, pecaron de pretensiones en más de una ocasión, pero al menos no se morían de nada.

No es que ahora pase de ese modo, pero están lejos de esa agrupación que se arriesgaba a cantarle a todo aquello contra lo que estuvieran en desacuerdo. Este nuevo trabajo es mucho más relajado, variado y complaciente. Pero no por eso de mala factura.

Es un poco difícil reconocerlos en esta nueva faceta, pero es fresca, atractiva y menos clavada. Se trata de disfrutar, están en un momento en el que quieren hacer música sin darle tanta vuelta a los temas que dominan su atención.

Mura Masa

En contraste el dj británico le da un giro de 360 grados a lo que presentó en su álbum debut para ponerse más punk que nadie, sólo que utilizando los teclados como “instrumento de cuerdas”. Suena a incoherencia, pero ¿de qué otro modo podría venir un vuelco tan significativo a lo presentado con anterioridad?

Una juventud sin esperanza es de lo que nos platica este segundo largo del también productor, que luce su capacidad para crear sonidos en composiciones tan extrañas como las posturas de los adolescentes de hoy, dispuestos a incendiar el mundo como respuesta a cualquier vacua publicación en redes sociales.

Este trabajo tiene de todo, pero sobre todo unas ganas locas de situarnos en esa edad donde podíamos combatirlo todo, aunque no supiéramos cómo.

Stone Temple Pilots

Scott Weiland era una fuerza de la naturaleza. Tan es así que acabó con el mismo. La banda no podía ser la misma luego de todo lo que este personaje hizo con su persona y los demás integrantes del grupo. El nombre que da título a este trabajo le viene como anillo al dedo, pues parece que van en búsqueda de algo que los identifique y están dispuestos a probar de todo.

Es por eso que su retorno viene desenchufado, sin energía, con un folk y blues muy sentido, contenido todo el tiempo, cargando una angustia que no se atreven a gritar y con pocas ganas de ser esos suicidas que llegaban con cada nueva placa cargados de ideas, aunque no todas funcionaran.

No se trata de un LP desechable, pero se queda a medio gas en su intento por encontrar un camino. Pero, no todo está “perdido”, porque al menos han puesto tierra de por medio para reinventarse. Después de la tormenta siempre llega la calma. Ahora que están de vuelta, es muy probable que los veamos ir por lo que es suyo en poco tiempo.