Imagen: Wikipedia.

Ponle play: discos nuevos de Protomartyr, Sir Sly y Turf

Ponle play: música nueva

 

Turf

Pareciera que los argentinos nunca se fueron. Pasaron 10 años para que salieran con algo nuevo luego de deambular con proyectos personales y el pop que les caracterizó viene recargado con sonidos añejos de teclados, con toda la idea de volver al funk que les trajo tantos seguidores en su país natal.

Mucho electropop ochentoso que no va a reventar la cabeza de nadie, en un disco que suena más a un comienzo que a una vuelta a los escenarios.

 

Protomartyr

Un disco lleno de misterios y atmósferas enigmáticas. Si bien lo suyo es el post punk, los sonidos inquietantes alrededor de su nueva empresa le imprimen un aura paranormal que no aleja, sino atrae.

Se trata de un trabajo ambicioso y oscuro al que hay que escucharle en repetidas ocasiones para entender que los de Detroit no son optimistas y que la reflexión a la que invitan parte de una triste primera parte que se agita hacia el final, como una invitación a sacudirnos el marasmo.

 

Sir Sly

Hay diferentes modos de enfrentar la tragedia. El año pasado un par de álbumes resultaron obras contundentes cuando sus autores decidieron cantarle al dolor de modo respetuoso y poético. Landon Jacobs, el frontman de esta banda perdió a su madre por un cáncer cerebral, se divorció y quedó más triste que un lago seco. Y no obstante, el regreso de los californianos es alegre, luminoso y hasta divertido por momentos.

Bailable, lleno de colores y matices, el disco funciona muy bien como una de las obras pop más significativas de este 2017, tanto que el tema que abre el álbum fue utilizada en una de las series de televisión más comentadas este año, “13 Reasons Why”.

Aplausos.

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.

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