Imagen: KCRW

Ponle play: discos nuevos de Señoras y Bedeles, Cold War Kids y Disclosure

Ponle play

Señoras y Bedeles – Las Cosas Que No Puedo Ver

Riamos y bailemos. Los de Zaragoza rebosan energía para mostrarnos sus influencias, las mismas que presentaron con cierto disimulo en primer LP. Ahora buscan definir un estilo en la continuación de cantos a la cotidianidad y anécdotas llenas de chispa.

El trío sigue en la misma línea de su debut, con esta actitud ociosa y aventada que nos anima a pensar que su nombre será sinónimo de “desenfreno” en poco tiempo.

Desde luego, la agresividad y la crítica ante aquellos vicios de la sociedad española no se quedaron fuera, al contrario, volvieron y reforzadas.

Cold War Kids – New Age Norms 2

La segunda parte de la trilogía propuesta por los californianos trae muchos ritmos funk, soul y hasta de rockabilly, así como una colección de sonidos que nos hacen pensar que han optado por dejarse llevar por lo que les apasiona.

La dichosas “normas” propuestas no tienen mayor hilo conductor que el disfrute que nos transmiten explorando melodías que parece les representan demasiado. Se nota el cariño.

En comparación con la primera entrega, las canciones son más rápidas, pero el tratamiento lírico es simple. Quizás porque no se trata tanto de lo que se dice, sino de lo que se siente.

Disclosure – Energy

Los hermanos Howard le pusieron mucho más ritmos africanos a esta invitación a volver a las pistas de baile.

Como si no fuera suficiente con la descarga de energía para aflojar el cuerpo inundaron el disco de raperos que dan enorme “punch” a la propuesta: variada y sensual.

Minimal, techno, chillout, unos bongos por ahí, otros para allá… los británicos le apuestan a diversas formas pero todos los beats encaminados a hacernos sentir felices. Lo que logran es apoderarse con versatilidad de nuestros sentidos para dejarnos una cálida sonrisa.

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.

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