Ponle play: discos nuevos de The Goo Goo Dolls, Oso Oso y The Linda Lindas

Ponle play

The Goo Goo Dolls – Chaos in Bloom

Parece que el tiempo no pasa por ellos, lo que nos garantiza por igual piezas muy pegajosas y con la dosis exacta de pop amable que les caracteriza y un renovado espíritu que explora la angustia de los actuales tiempos complejos.

La madurez lírica es evidente, pues atrás quedaron esos muchachos ingenuos que sólo le cantaban al desamor, ahora estamos frente a adultos que saben que su público no es precisamente el más joven y por eso optan por un mensaje más centrado en la incertidumbre de los cuarentones para arriba.

Es tan bonito que no se siente como un disco pandémico, pero no necesitan ser más dramáticos para contarnos que por todos los frentes se siguen sufriendo los aislamientos.

Oso Oso – Sore Thumb

Un emo pop que no es todo lo doloroso que debiera ser si pensamos que uno de sus integrantes falleció tras desarrollar parte de estas piezas y que se lanzó como homenaje póstumo por parte de su líder Jade Lilitri.

Porque no se suponía que este disco apareciera así, tan de golpe y con poco trabajo de producción, pero la idea de la agrupación era celebrar la amistad tal cual, con lo que había, como un reflejo de esas tardes de camaradería e intentos de composición. La partida de Tavish Maloney les pegó al punto de no querer recordar lo trágico sino las cosas como ocurrieron en su momento.

Es como imprimir musicalmente los recuerdos más vívidos de alguien que ya no está. Aderezarlo sería restarle color a ese pacto de amigos, por eso el disco resulta tan inquietante pero simbólico al mismo tiempo.

The Linda Lindas – Growing Up

El debut de las californianas está lleno de energía e incomodidad, como un fiel reflejo de ese momento en el que tienes que gritar para ser escuchado.

La conjunción que consiguen estas asiático estadounidense latinoamericanas no sólo es poderosa, sino entretenida y se comprende que sean estandarte para un grupo generacional pues su canto va dirigido al desencanto natural de la adolescencia.

Pero no sólo se trata de esa inconformidad convertida en letras, son también esos estruendosos riffs cargados de algarabía y juventud.