Ponle play: discos nuevos de The Weather Station, The Wallflowers y Maria Arnal i Marcel Bagés

Ponle play

Maria Arnal i Marcel Bagés – Clamor

El dúo catalán se rodea de varios colaboradores para dar sentido a su segundo LP, más conceptual que el anterior y con la intención firme de exponer de modo simple ese temor que invade al ser humano cuando se trata de enfrentar los cambios.

No es un trayecto fácil, pues viene armado de un intento por filosofar sobre ciertos estados de la humanidad de la mano de un electropop que por momentos se centra en las raíces flamencas de estos músicos.

No importa si parte de la experiencia individual hasta la colectividad, la pareja busca hurgar en las heridas del planeta y elevar sus consecuencias de un modo cósmico.

The Weather Station – Ignorance

Este es un ejemplo de cuando el capitalismo se vuelve personal. Al menos, así intentan enfrentarlo Tamara Lindeman y su banda con un trabajo más rico en matices que sus entregas anteriores y con un espíritu más cercano al jazz.

A ratos monólogo interno, en otros un confesionario, el disco es un compendio de ansiedades que rebosa en instrumentación para darle forma al art pop que proponen con determinada versatilidad.

Es un álbum que asemeja a una gran reflexión, pero con el tiempo justo para permitir que los alientos den cierto respiro a un escenario que a veces se torna sombrío, mientras que los minutos más determinante exigen la presencia de percusiones discretas que dejen que las cuerdas anuncien el dramatismo que se viene.

The Wallflowers – Exit Wounds

Jakob Dylan y su banda nos ofrecen un viaje tranquilo que explora la soledad y el miedo con un compendio amable de figuras retóricas.

Aunque casi todas las piezas son de una naturaleza country acústica, no se limitan y muestran que saben también mantener esa apacibilidad con teclados y percusiones con ritmos que se salen de su esquema.

Tras nueve años de no sacar nada y renovar a toda la agrupación, el vástago de Dylan presume una madurez musical que simplemente no llegaba. Es rock and roll de vieja escuela que a momentos suena desenfadado, pero no importa, esa es la esencia del tradicional cowboy.