Ponle play: discos nuevos de Waxahatchee, Little Dragon y 5 Seconds of Summer

Ponle play

5 Seconds of Summer – Calm

Pues piden calma pero el nuevo disco de los australianos viene cargado de un pop muy energético. Cuando se “deschongan” y avientan adrenalina por doquier el álbum fluye con una gracia descarada, ente anécdotas sobre la fama y cómo han lidiado con ella, pero cuando se adentran a los terrenos de la balada son súper genéricos.

La máquina de hits funciona a medias, porque es evidente que la parte más tranquila del disco es la estructurada para coger de ahí los éxitos del mañana. La más rica, la de mejor acabado y con una propuesta incluso juguetona, es la que coquetea con el punk pop.

Se agradece la honestidad, estas muestras de transparencia que aparecen cuando nos cuentan lo que les significa es estrellato. Sin embargo, la sinceridad palidece cuando deben cuadrar sus relatos a los formatos de la industria.

Waxahatchee – Saint Cloud

Todo queda en familia. Katie Crutchfield, compositora de la agrupación, hace un recorrido simple pero pulcro por sus recuerdos y cómo estos le ayudaron a superar sus adicciones. Sin aderezarlo demasiado, los tracks se nos presentan hermosamente delineados y llenos de luz.

Se trata del álbum más “bonito” de la banda de Alabama, en donde quizás el pelo en la sopa sea tanta dulzura para enfrentar un reto tan escabroso.

El álbum rebosa de buenos sentimientos y una tesitura que potencia el color de voz de Crutchfield, convirtiendo las piezas más country del disco en una especie de baladas folk ambientadas en un espacio campirano alegre.

Little Dragon – New me, Same us

Los suecos le apuestan ahora a una serie de escapes sonoros que confunden y al mismo tiempo emocionan. Para llegar a este punto sacrificaron potencia, pero el resultado es enigmático y agradable, con teclados en fuga que no sabemos en qué van a parar y hasta tonadas soul con mucho sabor.

La madurez se nota en la permuta que abandona explosividad para acercarnos a la estructura reflexiva que nos proponen en piezas ordenadas como estados de ánimo.

Se alejaron de la factura compleja para decirnos quiénes son, cómo son y qué piensan, en un notable ejercicio de transparencia.