Ponle play: discos nuevos de Wet Baes, Public Service Broadcasting y HAIM

Wet Baes

El proyecto de Andrés Jaime suena tan mundial que es lógico que piensen que es todo menos mexicano.

Carga consigo ese estilo de shynt pop ochentero para abrir sus temas bailables, pero también se pone serio y esa combinación cuadra perfecto en este álbum.

No podemos hablar de una sorpresa, en festivales internacionales ya le han prestado demasiada atención. Falta que de este lado apreciemos lo que puede aportar.

HAIM

Las hermanas Haim quieren divorciarse de su anterior sonido y lo consiguen a medias. Ese pop tan niñato y envolvente que les caracterizó persiste, pero quieren demostrar madurez en un segundo LP que se apega más al soul que a los ritmos pop.

Es extraño, pero es un disco con más matices que su anterior trabajo y no logrará la popularidad precisamente porque exhiben todo el bagaje musical que las llevó a ejecutar. Sin embargo, vale la pena escuchar esta conversión, porque es la muestra definitiva de que van puliendo un estilo, uno donde el rock americano histórico tiene más cabida que los sonidos del momento.

Public Service Broadcasting

El discurso de liberación de los británicos viene más cargado que nunca, en la que podría ser una de las grades piezas conceptuales de este año, con composiciones que evocan la desolación y descomposición de la sociedad occidental.

El trío unifica concepto, música y propuesta para hacer un retrato frío de esos “valles” que no son tan verdes como antes.

Progresión. En todos los sentidos. Es lo que persiguen y ejemplifican con este álbum, si bien no altamente disfrutable, sí con un argumento sólido y bien estructurado. Cuando la música deja de ser sólo un elemento para pasar el rato.

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.