Catalogado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un riesgo laboral en 2019, el síndrome burnout se incluyó en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Conexos (CIE-11). Es decir, se trata de un trastorno cada vez más conocido y diagnosticado que denota el agotamiento del trabajador manifestado por falta de energía física y mental.
La OMS estima que en México el 75% de las personas laboralmente activas padecen los efectos del síndrome burnout, el nivel más alto de todo el mundo.
Además, México es el país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) donde más horas se trabaja, por tanto, 8 de cada 10 trabajadores en este país viven con estrés laboral. Las cifras contrastan con China que son 7 de cada 10 y en Estados Unidos 6 de cada 10, según cifras de la OMS.
El término burnout fue descrito por primera vez en 1974 por el psicoanalista de origen alemán y ascendencia judía, Hebert Freudenberg: “Una sensación de fracaso y una experiencia agotadora resultan en una sobrecarga por exigencias de energía, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador”.
Cuando existe una larga exposición a la sobrecarga de tareas y un nivel alto de exigencia, se genera una pérdida de energía y un sentimiento de falta de realización personal.
Además, puede ocasionar trastornos de la salud y poca motivación para el trabajo, ocasionando errores y deterioro de la calidad del servicio.
Para identificar a personas quienes están atravesando por el síndrome burnout solo basta con ver en ellos un sentimiento de estar sobrepasados emocionalmente y exhaustos en el trabajo.
Toman una actitud cínica o distante frente al trabajo y sus relaciones con sus compañeros laborales es deshumanizada. Encima, sienten tener una sensación de ineficacia y no hacer bien las tareas tornándose un poco descontentos y con desmotivación.
Ante esta situación, los expertos de la salud aconsejan para prevenirlo dar información al cuerpo laboral sobre el síndrome burnout, sus síntomas y consecuencias a fin de poder detectarlo fácilmente.
Estar atentos a las condiciones laborales, impartir información sobre habilidades sociales y estrategias para enfrentarse a cambios y fomentar actividades extralaborales.
Por otra parte, crear una estrategia para reducir los niveles de estrés o el desarrollo de nuevos hábitos positivos puede reducir la aparición del mismo. Trabajar la resiliencia es indispensable, con ello, las personas que padecen el síndrome pueden aprender, mejorar y recuperarse.
Otros aspectos importantes son el ajuste de las expectativas a la realidad o el fomento de hábitos saludables, además de contar con herramientas para combatir el estrés.
Con estos puntos clave las personas quienes están en un cuadro de síndrome burnout pueden tener la llave para el éxito frente a una enfermedad que ha crecido exponencialmente durante la pandemia.
NotiPress/Andrés Zimbrón
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