Illumination Studios tiene clara la premisa que ha estado presente en todas sus películas: ser torpe está bien y puede resultar un rasgo adorable. Porque todos los personajes involucrados en “Sing ¡Ven y canta!” lo son, pero logran sacar provecho de ello.
Es una cinta animada que una vez más demuestra que la marca de la casa es el gag: llenar la historia de ellos para reírnos a cada momento y encantar a las familias. El problema del estudio sigue siendo la narración.
Porque la historia es la que tanto está de moda en estos tiempos: la de los “underdogs”, los segregados, los perdedores que parece que no dan una hasta que algo los motiva a descubrir y explotar su potencial. El canto, en este caso. Porque todos lo hacemos. Algunos berreamos. Otros se defienden. Los menos tienen cualidades que necesitan pulir.
Un koala que quiere ser el último productor del momento se encuentra con que su empresa está en números rojos, por lo que debe de hacerse de un éxito inmediato o dirá adiós a su teatro. Una serie de malos entendidos ocasionará que reúna a un grupo de talentosos animales que deberán enfrentar sus conflictos personales para poder brillar en el escenario.
Y Chris Meledandri tuvo muy claros dos temas para este proyecto: 1) primero hay que atraer feligreses a la parroquia antes de arriesgar con los sermones. Ya con millones de espectadores en la bolsa gracias a los “Minions”, es momento de demostrar que son garantía de entretenimiento. Como toda fábula, los animales ofrecen una moraleja que para nada estorba a la diversión.
Dos: Si la idea es poner a cantar a los asistentes (tanto en el filme como en la vida real) hay que poner en la silla de director a alguien que sepa de la estética de los videos musicales y a una mente de casa que dé continuidad al sello que les ha distinguido. Es por eso que Garth Jennings dirige al alimón con Christophe Lourdelet.
El primero ha hecho trabajos destacados con las bandas R.E.M. y Blur, aunque también fue repudiado por lo que hizo con “The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy”; el segundo estuvo al frente del departamento artístico de varias cintas del estudio.
Estamos ante un filme que repite la fórmula ya vista antes, desgastada hasta el cansancio, pero sus realizadores saben que no importa porque vamos a cantar, bailar y reír ante un grupo de animales que son como nosotros, que representan a esta generación del “talento oculto”, del reality show, del éxito que toca a la puerta del tipo cualquiera.
¿Predecible? Sí, pero divertida. ¿Tonta? También, pero con buen ritmo. ¿Desangelada? ¡Para nada! Es más que claro que aquí hay un formato de entretenimiento simple y de vieja escuela, sin que se descuide cada una de las historias que se presentan.
“Sing” es un canto al optimismo. Lamentablemente es también refuerza esa idea que viene acompañada con todos esos programas de canto que abundan por todo el mundo: el éxito está al alcance de quien tiene un poco de talento y gusta a las audiencias, lo cual no se asemeja nada a la tenacidad y dedicación de carreras musicales con años de aplausos, pero también de trabajo duro para su construcción.
Sing (2016)
Dirección: Garth Jennings,
Christophe Lourdelet.
Guión: Garth Jennings.
Voces en español: Benny Ibarra, Hanna Nicole Pérez Mosa, Ashley Grace Pérez Mosa, Leonardo Sbaraglia.
Edición: Gregory Perler.
Imágenes tomadas del sitio oficial de “Sing”.
Texto publicado en Azteca Noticias.
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