Hoy no es un día para armar fiesta, tampoco para felicitar o celebrar, es un día para reflexionar sobre el papel actual que ocupan las mujeres (biológicas o psicológicas, diría un amigo) dentro de nuestra estructura social, para pensar sobre los avances y aún pendientes por construir un espacio de igualdad entre hombres y mujeres, entre niñas y niños, sin distinción ni pretexto alguno.
También es un día para observar los derechos alcanzados para todas aquellas personas que desde su propia existencia han aportado no solo para su reconocimiento, sino para el avance de una sociedad más plural, incluyente y democrática en la que todos y todas tengamos un lugar.
Los avances existen, pero los pendientes aún persisten y será solo a partir de una inclusión global y general (hombre, mujeres, demonios y ángeles) en la que todos asuman su responsabilidad o papel que se cumplirá con el objetivo.
Mientras tanto no dejemos pasar este Día Internacional de la Mujer, tampoco olvidemos que más que una fecha es un motivo para seguir en la construcción de un espacio en el que todos ocupen el lugar que les corresponda sin demoras, sin supremacías o ventajismos.
Pink o cuando la intolerancia se apodera de las minorías
Otro tema relacionado con la inclusión y el respeto es la discusión que gira en torno a la película Pink (Paco Del Todo, 2016), cinta que aborda desde la perspectiva del autor la dinámica de una pareja homosexual que ejerce su derecho a adoptar.
Fuera de los señalamientos por el recurrir a clichés dentro de la comunidad LGBTTTI (y las demás letras que se acumulen), la cinta es una propuesta que responde a la postura de un realizador que con sus propios recursos genera un trabajo a partir del válido argumento del derecho a la libertad de expresión.
Las reacciones de varios miembros de la comunidad gay de México han sido aún más radicales, al pedir que se censure o retire a la cinta de las carteleras de exhibición, más aún, han llamado al boicot en contra de la empresa cinematográfica que la tiene en su programación, e incluso se manifestaron en contra de Yuri (favor de omitir juicio alguno) por recomendar la cinta (esto a pesar de tener muy claro que la cantante es cristiana, por ende responde a un dogma religioso que tiene muy clara su postura en torno a la constitución de la familia).
Sobre Pink –independientemente de su calidad de videohome en VHS- habría que hacer dos señalamientos: No hay que olvidar su origen, emana de un director que no oculta para nada su visión religiosa, pero es eso una interpretación o postura que tiene tanta validez como las que están favor de la causa gay o de la diversidad sexual en su conjunto.
Por otro lado, independientemente de los efectos sociales que de aquí puedan derivar -mismos que habría que medirlos-, el considerar que algo puede ir en contra de lo que se ha establecido como lo políticamente correcto habla o determina la madurez para la construcción de espacios en el que todas las opiniones (nos gusten o no) puedan convivir sin agredirse o afectarse. Para nada es estar a favor del contenido de la cinta, pero si es estar claro que así como muchas voces se pueden manifestar por el reconocimiento de derechos (llámese matrimonio igualitario, adopción, cambio de identidad por cuestiones sexogenéricas, etc.) aún existen voces que pueden discernir mismas que merecen ser escuchadas, ya que forman parte de los colectivos sociales y de la diversidad que somos todos, aunque nos cueste o no nos guste.
Me parece más preocupante que en aras del progresismo se logre asumir a la intolerancia como una práctica correcta para regular a todo lo que huela diferente o no esté a favor, ya que el caer en la censura nos estaría llevando a un oscurantismo a conveniencia cuyo resultado podría ser aún peor.
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