Nosotros, la maravillosa sociedad que mueve al mundo, disfrutamos generalizar. Nos guíamos del físico, empleo y otros aspectos para formarnos una opinión del prójimo.
¡Ay de nosotros, los fans del Horror y Gore! ¡cómo sufrimos y somos vilipendiados! Bueno, bueno, exageré, ya somos adultos y no tenemos tiempo para tirarnos al drama y reclamar las injusticias y linchamientos por apariencia.
Yo creo que el Horror y el Metal son una forma de vida. No es gusto o un hobbie pasajero adolescente sino una manera de ver la vida -opino-. Este género cinematográfico te muestra el mundo de otra manera, más cruda y cruel, pero a la vez despierta nuestra capacidad de análisis y nos enfrenta a cierta realidad que queremos evitar. Además es un impactante despliegue de creatividad.
Así que querido ciudadano, si conoces a un humano que sólo habla de cine de terror, gore, disfruta vestir de negro y sus ídolos son conocidos monstruos o figuras imaginarias, me permito hacer las siguientes aclaraciones:
-Es una característica de nuestra personalidad: No tenemos tendencias psicóticas, no queremos matar a nadie, no queremos experimentar en gatitos y perritos. Recordemos al asesino Ted Bundy, era guapísimo, elegante e inspiraba confianza. Nadie pudo imaginar las atrocidades que cometió con cientos de mujeres.
– La ropa negra no es uniforme: El color negro significa muchas cosas, se asocia a la muerte, a la violencia y misterio, entre otras cosas. Y es lógico que los fans del horror lo usemos, pero no es uniforme. Si vives en mi bella tierra Yucatán, donde llegamos a los 43 grados, créeme que el negro no es tu mejor opción siempre. El vestirnos de blanco no desaparece de ipso facto el gusto por el Horror.
– No hacemos rituales satánicos: Si el también llamado Lucifer aparece en varios libros y películas de horror es porque representa el miedo ancestral de la humanidad, eso es todo. Anton LaVey, creador de la iglesia satánica, pretendía con su ideología liberar a la humanidad de la culpa creada por los dogmas religiosos, no honrar a Belcebú. Ahora, si otras personas malentienden este concepto, ya es otro tema, es injusto y exagerado culpar a un libro o película por atrocidades.
-No nos andamos raspando y bebiendo sangre: En primera ¡auch! y en segunda ¡auch! Desafortunadamente sí existen seres humanos que creen que es necesario lastimarse pero no tiene nada qué ver con el horror. Hay otro tipo de problema detrás y tal vez ven en “Hostal” la justificación perfecta para canalizar sus frustraciones y problemas psicológicos.
– No hay placer en ver degollados: En “Brain Dead”, de Peter Jackson, hay una escena bastante impactante y grotesca con una podadora, me dejó con naúseas, pero no tuve más que reconocer que Jackson tuvo una idea fantástica que encajaba perfecto con la historia. Vuelvo a repetir, el cine de horror lleva la creatividad a límites que no nos creemos capaces.
-Descubrimos formas alternativas de belleza: Desde que nacemos nos indican que tal cosa es buena, lo otro malo, que esto es arte y lo otro no. Así es y punto. Nos imponen moldes y nos educan para ser poco receptivos a expresiones creativas diferentes. El cine de horror representa que la belleza puede romper esquemas y embelesarnos igualmente.
Así que díganle a sus familiares, amigos y demás que no guarden los cuchillos bajo llave. No hay nada de qué preocuparse. Somos capaces de ver “Human Centipede 2” y luego “Peppa Pig”.
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