Me sentía “muy acá” porque según yo ya he visto todo dentro del género Slasher. “Ah sí, acá hay 375 muertes”, “Esa de ‘Sorority House’ tiene una mala continuación”, “Slumber Party es semillero de estrellitas de televisión” y etc, etc. Y luego, me topé con “The Burning” y me tuve que callar mi bocota.
Ya había leído sobre ella pero la había dejado pasar porque a veces me pesa la edad y si no apunto algunas cosas, las olvido inmediatamente. Sé que algunos fans del género la colocan como un clásico y por esa primicia debí ser más constante y buscarla pero fallé. Bueno, ya qué importa, el caso es que ya la vi y me gustó. No mucho, ni la amé pero me gustó y por eso me permito hacer una breve reseñita.
Para variar y no perder la costumbre, un grupo de jóvenes llenos de hormonas y con muchas ganas de sexo van a un campamento de verano. Vale sombrilla la amistad, el aprendizaje y la formación de lazos con la naturaleza: lo que importa es ver chicas en prendas ligeras o sin ellas, conseguir la prueba de amor, consumir alguna sustancia ilegal y simplemente pasarla bien. Cabañas de madera junto a un lago, nula supervisión de adultos… ¿qué más podría pasar?
Bueno, pues sí pasa. Un par de años atrás unos jóvenes le jugaron una mala pasada al ¿empleado, conserje? del lugar y este terminó ligeramente rostizado. Una bromita que terminó muy mal y con el infortunado pasando cinco años en el hospital con sed de venganza.
El tiempo pasa, se medio olvida el incidente y el lugar de reunión veraniega vuelve a la vida. Entonces… empiezan a pasar “cosas”… alguien se dedica a despachar al otro mundo a los adolescentes con unas tijeras de jardinero (de esas grandoootas). Se las clava en el cuello, en la frente, los abre en canal… en fin, momentos muy tiernos (por favor, entiendan el sarcasmo).
Aparentemente, el culpable es el empleado víctima de la nefasta broma ¿verdad? No sé. Tendrán que verlo porque el director Tony Maylam logra de una manera sencilla y sin complicaciones confundir al espectador.
“The Burning” cumple con todos los requisitos del Slasher y si tiene su lugar en la historia del género es por tres razones: La escena gore perfectamente lograda de la balsa (y no diré más), Jason Alexander y Holly Hunter. Así es, el gran George Costanza de “Seinfeld” y la súper actriz ganadora del Oscar aparecen como adolescentes de hormonas locas en esta película. Es divertidísimo verlos, especialmente a Alexander, a quien por primera vez vi con cabello.
El filme es ligerito, a mi parecer memorable por lo anteriormente mencionado y por sus pequeñas aportaciones a las escenas gore. Véanla y pasen un buen rato.